La palabra semanal: VERDAD

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   Sin adornos ni accesorios, la palabra de esta semana camina desnuda frente a los ojos de todos, pero pocos se atreven a verla. Su cuerpo está lleno de cicatrices, estigmas, horribles marcas de nacimiento, que impiden apreciar su belleza a primera vista. Y aunque es tan pura como el agua de manantial, su sabor es amargo, a veces insípido, pero rara vez dulce.

   Por esta razón, muchos huyen de ella mientras que otros la buscan incansablemente. Los primeros lidian con el conflicto en cada aspecto de su vida, desandando el camino, sin posibilidad alguna de mejora. Los segundos sufren de igual manera, a pesar de la paz que pueden llegar a sentir en determinados momentos, acosados por la idea de que la verdad absoluta no puede ser concebida.

Plato's Allegory of the cave │ Jan Saenredam (1565–1607)

   Verdad proviene del latín veritas –atis, que a su vez deriva de verus, “verdadero”, y este del castellano antiguo vero, empleado durante los siglos XII-XIII, cuya transformación en veras, hacia el año 1495, dio origen a “seriedad, verdad” y la locución “de veras” hacia el año 1605.

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   Entre las acepciones del “Diccionario de la lengua española” de la RAE, observamos que verdad, por más obvio que parezca, es la “Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas tiene la mente”. Dicha definición nos coloca en un aprieto. Por ejemplo, si un daltónico asegura que un bolígrafo es marrón, mientras que nosotros vemos este objeto de color rojo, ¿quién dice la verdad?

   Otra de las acepciones expresa lo siguiente: “Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”. Aquí volvemos a caer en la subjetividad. ¿Quién puede asegurar que una persona dice la verdad cuando es imposible saber con certeza cómo se siente o qué está pensando? Si al caso vamos, podríamos verificar esto con hechos, pero ¿qué ocurre cuando no hay manera de comprobarlo y solo nos queda confiar o dudar?

   Por otra parte, vemos que también significa: “Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna”. Esta definición, tal vez sea la más radical, si recordamos que todo permanece en constante cambio.

   Quizá la más acertada es la siguiente: “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”. Esta acepción la encontramos también en el “Diccionario de uso del español actual” —aunque de forma más amplia y esclarecida—: “Afirmación o principio que no se pueden negar racionalmente o que son aceptados en general por una colectividad”.

   Por fortuna, no estamos aquí para decirles qué es verdad y que no. Tampoco esperamos que nos crean. En este blog no somos dogmáticos, ni escépticos. Dudamos de lo que vemos y sabemos que la verdad es que no hay una verdad, valgan las redundancias.

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Referencias:

• Real Academia Española. (1992). Diccionario de la lengua española (21a ed.).

• CLAVE. (2000). Diccionario de uso del español actual (4ta ed.).

• Corominas, J. (3ra.). (1987). Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana. Gredos, S. A.

Diseño:

  • Photoshop CS6

Recursos gráficos:

Lupa.

Libro.

Estantería de libros.

Pergamino.

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