La palabra de esta semana es polémica, debido a una gran confusión histórica de la que han hecho eco las televisoras y algunos presidentes. Las primeras para ilustrar los errores de los que está repleto el pasado y los segundos para generar más odio y resentimiento hacia los antiguos colonos y enriquecer su discurso.
Por este motivo, si alguien dice indígena para referirse a nuestros aborígenes, recibe un llamado de atención y se le enseña que el término empleado es erróneo y discriminatorio. El culpable de esta confusión fue Cristóbal Colón, quien tras “descubrir” el nuevo mundo creyó haber arribado a la India y llamó indios a todos los habitantes.
Sin embargo, decir que alguien es indígena, cuando nos referimos a que es originario de cierto lugar, es correcto. Tras consultar “La palabra de hoy”, la obra de nuestro referente Aníbal Nazoa, sabemos que “esta voz latina formada con el adverbio inde, allí, allá y el verbo gignere, generar, engendrar, de genus, nacimiento, origen”, nada tiene que ver con los indios, y podemos corroborarlo al revisar dicho término en el “Diccionario de la lengua española” de la RAE.
Lo erróneo es llamar indios a nuestros aborígenes, cuyo significado de la palabra es persona “natural de la India”. Por lo tanto, un indígena puede serlo tanto un español como un francés, un chino o un brasileño, y no debe tomarse como un insulto.
Aun así, dichos términos siguen generando rechazo por parte de los pueblos originarios, debido a la forma en que se empleaba en el pasado. Un indígena era considerado un vago, maloliente, bueno para nada, salvo para la esclavitud y trabajar como burros.
Por esta razón, es más extendido el uso de las palabras nativo y aborigen; aunque su significado sea prácticamente el mismo. La primera significa que “nace naturalmente” o es “perteneciente al país o lugar en que uno ha nacido”, y la segunda se emplea para referirse al que es “originario del suelo en que vive”, aunque estemos hablando de una tribu, animal o planta, pero también hace referencia al que es “primitivo morador de un país, por contraposición a los establecidos posteriormente en él”.
Luego de esclarecer la raíz del problema, esperamos no haberlos confundido más con la variedad de términos que podemos utilizar para referirnos a nuestros ancestros y a nuestro vecino, que independientemente del país que sea, no deja de ser un indígena y por lo tanto alguien que merece el mismo respeto que merecían los primeros pobladores de nuestro continente.
Y si las dudas persisten, consulte a un indigenista, partidario del indigenismo, materia que se encarga de estudiar los pueblos indígenas de América.
Referencias:
• Real Academia Española. (1992). Diccionario de la lengua española (21a ed.).
• Nazoa, A. (2da.). (2014). La palabra de hoy. CENAL.
• Wells et. al (1964). Gran Enciclopedia del Mundo. DURVAN, S. A. de Ediciones.
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Publicaciones anteriores:
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