La palabra semanal: MENTIRA


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   Con una pierna ortopédica bajo la falda, un ojo de vidrio, senos de silicona y un trasero grande que hipnotiza, la palabra de esta semana pasea de boca en boca mientras va contando historias repletas de buenos argumentos, en las que lo único real es la persona que escucha, o al menos, eso queremos creer.

   Proviene del latín mentiri, que significa mentir, cuyos derivados mentidero y mentis, según el “Breve diccionario etimológico de la lengua castellana” del filólogo Joan Corominas, se han transformado con el paso del tiempo en mentiroso y mentira, voces que guardan una estrecha relación con el portugués y probablemente son el resultado de mentidoso y mentida (en catalán), por una alteración debida a una disimilación de las dentales.

   Mentira es cualquier expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa. Hay quienes dicen que mentir es una de las primeras cosas que aprendemos en la vida, tal vez porque la mentira ayuda a salir del paso, así como el buen samaritano colabora con la anciana para que cruce la calle; pero su uso siempre será contraproducente.

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   Gracias a ella, hay quienes construyen sus propios imperios, lejos de los espejos, principios morales y aquella voz célebre llamada conciencia. Los más afortunados relatan con orgullo tales hazañas y hablan sobre las ventajas de actuar como un profesional en el arte de mentir a todo momento, pero dudamos de su palabra.

   También existen quienes esperaban resultados similares a los anteriores y ahora viven rodeados de fantasmas, vociferando lastimosamente que el hambriento lobo se aproxima, sin nadie que los escuche.

   El peor caso, sin embargo, es el de quienes son arrastrados y tirados al ojo del huracán en contra de su voluntad: sufren calamidades de todo tipo y se ven envueltos en melodramas cuyo desenlace es fatal; víctimas de la mitomanía.

   No obstante, la mayoría asegura que jamás se han involucrado con esta señora. Saben que ella es amiga del traidor, el estafador, el político y el charlatán. Así que prefieren la compañía de la otra: su antagonista. Aunque es bien sabido que a esta última la siguen buscando los más grandes pensadores y hasta el momento no hemos tenido noticias de ella.

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Referencias:

• Real Academia Española. (1992). Diccionario de la lengua española (21a ed.).

• Corominas, J. (3ra.). (1987). Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Gredos, S. A.

Diseño:

  • Photoshop CS6

Recursos gráficos:

Lupa.

Libro.

Estantería de libros.

Pergamino.

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