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Porque escribir
y huir de las tentaciones,
para combatir el aburrimiento,
para sobrellevar las obligaciones
propias del género, la ocupación,
la familia y la tradición social
que a veces tanto nos asfixia.
y la batalla permanente por nuestra alma,
para sobrellevar lo cotidiano
que como gota de agua
nos va erosionando el alma y el espíritu.
Para descubrirnos y tratar entender la vida,
para explorar la otredad que nos habita
oculta en los rincones y las sombras.
con y de los sentimientos.
Para protestar contra los otros,
contra uno mismo,
y hasta contra dios.
Para soportar las vergüenzas
y presumir las alegrías,
por mínimas que sean,
y para lamentar las derrotas
y cantar las victorias.
y siempre recordar lo importante,
para aceptar el destino
y despotricar nuestra suerte,
para no estallar o implosionar
acabando con todo a nuestro paso.
las cosas presentes y ausentes,
para limpiarnos de tanta suciedad
que nos rodea,
para dominar la locura
que habitamos y nos habita,
para controlar a las bestias,
sobre todo las propias,
pero también las ajenas.
y de nosotros mismos.
Para conjurar al deseo,
exorcizar los miedos
y convocar a la suerte,
aunque siempre nos ignore
y nunca llegue.
Escribir para crear puentes,
luz, esperanza,
para encontrar eco,
resonancia, reflejo.
para explorar y para perderse,
para encontrarse y para olvidarse,
para contar cosas y para ocultarlas,
para combatir el silencio y para crearlo,
para poder ser uno mismo
y para huir de uno mismo,
para ser, a pesar de todo
y de todos.
para detener el tiempo
o al menos intentarlo,
para levantar la voz
o dársela a los que no tienen.
Escribir para retratar al mundo
y para inventar mundos,
para crearnos y recrearnos,
para dar fe o encontrar la fe,
para darle sentido a la vida,
o escribir simplemente...
porque sí.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.