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¿Quién nos cuidará del fuego?
RAYUELA 73 [1]tan embelesado en su crepitar
que no escucha plegarias.
Del fuego ciego e invisible
que arde oculto a simple vista
y nos consume sin que nadie lo perciba.
Del fuego dulce que nos tienta
en el sabor de la piel,
y en el aglutinante que une los cuerpos
y antecede al amor, fruto del deseo.
Quien nos lamerá las heridas
cuando se nos llague la boca de tanto besarlo,
de tanto susurrarle cosas al oído,
de tanto morder su carne
y devorar sus promesas.
Quien cuidará de nosotros
cuando seamos cenizas
y se avecine el viento,
y se arremolinen las nubes
y se presagie tormenta.
Quien avivará nuestra llama
cuando nos hayamos apagado,
exhaustos después de arder sin barreras,
de consumirnos a nosotros mismos
en un acto de renovación inevitable,
de canibalismo exultante.
Quien sino el,
de quien tanto renegamos.
Quien sino el,
que tanto nos reniega.
Quien sino el,
quien quiera que sea,
lo que sea que sea... o seamos.
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