Algo que me gusta es comer comida diferente, con estilos y sabores agradables. En mi viaje a la Colonia Tovar almorcé en Das Bächer Café Restaurant. En el icónico pueblo pregunté dónde podía comer, pero la gente se cohibió de recomendarme un sitio. Así que decidí comer en éste restaurante con una fachada muy llamativa.
El edificio estaba construido en una montaña, para ser más específico, una pequeña colina que te permite mirar toda la Colonia Tovar. Es el principal atractivo de éste restaurante y café.
La vista es increíble desde éste restaurante, quizás una de las mejores y más atractivas que he visto en mi pequeño viaje. Al tener mucha hambre; porque no había comido desde la mañana, no podía decidir qué hacer racionalmente. Ciertamente, debí almorzar por la carretera del Junquito, pero no lo hice para disfrutar un almuerzo en la icónica Colonia Tovar.
En el viaje estaba acompañado por mi hermano menor y mi tío; por ende, no iba a comer sólo. Además, necesitaba comer bien, porque quería probar la gastronomía local. Siempre es bueno, conocer la sazón de un lugar que no has visitado.
Al entrar en Das Bächer Café Restaurant lo primero que noté fue esa hermosa tradición en la decoración. No estaba en un local típico, sino en uno que me llevaba a la Europa de hace unos 100 años. Lo sentí de esa manera por la decoración de los muebles y los manteles.
El interiorismo, la arquitectura y el urbanismo son los primeros detalles que considero de un restaurante o café. Esto debido a que cada uno de estos locales deben vender, no sólo la comida y el servicio, sino también la experiencia. Sí, como lees, la experiencia de haberlos visitado y llevarte un monumento memorable de ése lugar. Esto es parte de los procesos de gestión y marketing comercial.
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Elegí el mejor lugar para comer. Frente a mis acompañantes y yo, se encontraban unos ventanales inmensos que te permitían apreciar una vista hermosa. ¿A quién no le gusta disfrutar una buena comida de este modo? Encantador, estaba enamorado de esa vista impresionante.
Algo que me pareció extraño es que la carta era una hoja de papel. Es decir, el menú, a pesar de ser muy bueno, no tenía imágenes alusivas a la comida. Estaba hecho de una manera muy sencilla. Por ende, le pregunté a la mesera qué nos recomendaba para comer. Ella respondió: que la mejor opción era la parrilla alemana, un plato para cuatro personas, pero que sería suficiente para nosotros tres.
Ya había visualizado el plato en la carta, lo más importante es que tuviera salchichas alemanas. En efecto, la mesera me aclaró, que el plato traía muchas de ellas. Yo aposté en conjunto de mi hermano y mi tío por éste platillo.
La mesera nos atendió muy bien, la parrilla alemana tardó unos 20 minutos en salir de la cocina. Un período de tiempo muy largo a mi modo de ver. En el restaurante ya no había casi personas, ya que eran casi las 4:00 pm (Hora Venezuela). Tenía mucho tiempo que no había almorzado tan tarde, pero era algo por temas de viaje.
Una vez la parrilla alemana salió, quedé estupefacto, era demasiada comida. La parrilla venía acompañada de dos ensaladas, una cocida y otra rayada (fría). Las ensaladas estaban riquísimas.
En el caso de la parrilla alemana, tenía carne, pollo, pimientos, zanahoria, coliflor y eneldo. La parrilla alemana, estaba salteada y tenía un jugoso sabor. La carne no estaba tan tierna, pero el sabor era muy rico. Además, la doraron con unos trozos de pan.
¿Esto era todo? No. La parrilla también venía con una taza de papas fritas rebosante, y tres tipos de salsas, una era de queso, otra era kétchup, y una de especialidad de la casa. La especialidad sabia divina.
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El dueño del local se acercó a la mesa en una ocasión y mientras comíamos. Me gustó esa cordialidad, y me ofreció una picante especialidad y altamente concentrado. Recuerdo claramente lo que dijo: Es solo para valientes; pica mucho.
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Ni mi tío, y hermano probaron el picante. No se arriesgaron, pero yo si deleite ésa delicia. ¡La vida se vive una vez! La fermentación del picante era impresionante, y su sabor era una explosión en el paladar. Comerlo fue un reto, pero que valió la pena. Insistí a mi hermano y tío que lo probaran y no quisieron. Ellos se lo perdieron.
Destaco que los elementos claves de la parrilla alemana son las salchichas que se hacen en la propia Colonia Tovar y la alta cantidad de contornos que nos sirvieron. Para tomar pedimos Nestea de limón. Una bebida suave para acompañar una comida impresionante.
Sin lugar a dudas, la parrilla alemana estaba muy buena, su sabor era genuino y tenía un toque gastronómico diferente de lo que he probado hasta ahora. La idea es siempre degustar algo diferente y vivir la experiencia. Pagué por toda la comida, junto a las bebidas y la propina 65 USDT o HBD en moneda de curso legal en Venezuela.
Contenido original de @neruel. Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A50. Traducción: DeepL. Diseño: Canva.
English Version (click here!)
Something I like is eating different foods with nice styles and flavors. On my trip to Colony Tovar I had lunch at Das Bächer Coffee Restaurant. In the iconic village, I asked where I could eat, but people were reluctant to recommend a place. So I decided to eat at this restaurant with a very striking façade.
The building was built on a mountain, or, to be more specific, a small hill that allows you to look over the whole Colony Tovar. It is the main attraction of this restaurant and coffee.
The view is incredible from this restaurant, perhaps one of the best and most attractive I have seen on my little trip. I was very hungry, and because I hadn't eaten since the morning, I couldn't rationally decide what to do. Certainly, I should have had lunch along the Junquito road, but I didn't do it to enjoy a lunch in the iconic Colony Tovar.
I was accompanied on the trip by my younger brother and uncle; therefore, I was not going to eat alone. Besides, I needed to eat well because I wanted to try the local gastronomy. It's always good to get to know the seasoning of a place you haven't visited.
When I entered Das Bächer Coffee Restaurant, the first thing I noticed was the beautiful tradition in the decor. I was not in a typical coffee, but in one that took me back to the Europe of about 100 years ago. I felt that way because of the decoration of the furniture and the tablecloths.
Interior design, architecture and urban planning are the first details I consider in a restaurant or coffee. This is because each of these places must sell not only the food and the service, but also the experience. Yes, as you read, the experience of having visited them and taking away a memorable monument to that place. This is part of the business management and marketing process.
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I chose the best place to eat. In front of me and my companions, there were huge windows that allowed you to appreciate a beautiful view. Who doesn't like to enjoy a good meal this way? Lovely! I was in love with that breathtaking view.
One thing that struck me as odd was that the menu was a sheet of paper. That is to say, the menu, although very good, had no pictures alluding to the food. It was done in a very simple way. So I asked the waitress what she recommended for us to eat. She replied that the best option was the German grill, a dish for four people, but that it would be enough for the three of us.
I had already visualized the dish on the menu; the most important thing was that it had German sausages. Indeed, the waitress made it clear to me that the plate had plenty of them. I bet with my brother and uncle on this dish.
The waitress served us very well, and the German grill took about 20 minutes to come out of the kitchen. A very long period of time, in my opinion. The restaurant was almost empty, as it was almost 4:00 pm (Venezuelan time). It had been a long time since I had eaten lunch so late, but it was something to do with travel.
Once the German grill came out, I was stunned; it was too much food. The grill came with two salads, one cooked and one shredded (cold). The salads were delicious.
In the case of the German grill, it had beef, chicken, peppers, carrots, cauliflower and dill. The German grill was sautéed and had a juicy flavor. The meat was not so tender, but the flavor was very rich. It was also browned with a few pieces of bread.
Was that all? No. The grill also came with an overflowing cup of fries and three kinds of sauces: one was cheese, one was ketchup, and one was a house specialty. The specialty tasted divine.
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The owner of the place came to the table on one occasion while we were eating. I liked that cordiality, and he offered me a spicy and highly concentrated specialty. I remember clearly what he said: It's only for the brave; it's very spicy.
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Neither my uncle, nor my brother, tasted the spicy food. They didn't risk it, but I did enjoy that delicacy - you only live once! The fermentation of the picante was impressive, and its flavor was an explosion on the palate. Eating it was a challenge, but well worth it. I insisted my brother and uncle try it, and they refused. They missed out.
The key elements of the German grill are the sausages, which are made in Colony Tovar itself, and the high quantity of contours that we were served. To drink, we ordered a lemon Nestea. A smooth drink to accompany an impressive meal.
Without a doubt, the German grill was very good; its taste was genuine, and it had a gastronomic touch different from what I have tasted so far. The idea is always to try something different and experience it. I paid for the whole meal, along with drinks and a tip of 65 USDT or HBD in Venezuelan currency.
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