En abril de 2018, un Araguaney resplandeció bajo el sol en plena época de sequía, sólo, rodeado de ramas secas. La luz que brotaba de él, quebraba la árida imagen de toda una montaña y, se imponía triunfal.
El 29 de Mayo de 1948, el Araguaney fue declarado Árbol Nacional de Venezuela
Inmediatamente recordé, el día que mientras hablaba con una de mis mejores amigas me preguntó:
”¿Por qué te quedas en Venezuela, es que no quieres lo mejor para ti?”
Yo ya tengo lo mejor, le dije, me quedo porque ahora es cuando con mis manos sostengo al país. Cada vez que caigo, me levanto con más fuerza y sabiduría.
Entre las grandes lecciones que me ha dejado esta crisis, está la importancia de la crítica, mientras trabajamos para reconstruir el país, sin desestimar el esfuerzo ajeno.
Concentro mi trabajo en lo que aún es positivo, cuidándome de no ser hedonista. Mi lucha no es en favor de un grupo político, ni tampoco es por la mayoría, porque no tengo ese alcance.
Mi lucha es por mí, por lo que soy y por lo que quiero hacer. Tengo la firme convicción de no negociar con ninguna persona, que yo sepa que haya obtenido su dinero de fuentes de corrupción, esa es mi lucha. En este sentido, no haré negocios con aquel cuyo método de trabajo tenga como base del éxito, la descalificación ajena.
De esta manera Venezuela se mantiene en pie, con mi esfuerzo, con mis manos que algunos días sangran, igual que mi corazón. Estoy seguro que muchos de los que me rodean son iguales que yo, porque detesto a los mediocres.
Por eso me quedo, sí.
Los medios de comunicación señalan que son varios millones de venezolanos que se han ido. Yo, a diario, comparto con millones que quieren quedarse y que siguen luchando a mi lado.
Lo aseguro, porque tengo la fortuna de conocer gente hermosa, con quienes comparto día a día. Aunque también conozco gente muy mala, de quienes verdaderamente me compadezco.
Jamás criticaré a quien se fue o quien se quiere ir, porque el respeto que me inspira su valentía es inmensa. Asimismo, no podría criticar nunca al que se queda, porque para mí, es tan valiente como el que se va.