Es imposible aconsejar no sufrir por amor, tendríamos que dejar de amar, y de eso se trata esta apuesta, algunas veces reímos mientras amamos, otras lloramos por tanto amar.
El gran remedio universal para aliviar el dolor del amor, es el tiempo. Existen espacios breves que nos permiten distraernos del ponzoñoso dolor del amor. El desarrollo de paciencia y poder manejar las sensaciones que causa el dolor, forman parte del aprendizaje que al final nos queda de todas estas experiencias.
También hay espacio para el consuelo, sí, mucho, sólo hay que abrir los ojos un poco y buscar a nuestro alrededor. Entre esos espacios, están los brazos de un amigo o una amiga que en las peores situaciones, moriría con y por nosotros de ser necesario, un chocolate oscuro, un par de copas de vino, una buena película o un viaje.
Lo importante es seguir viviendo, inclusive cuando vivir sea muy doloroso.
Aunque en este momento no lo creamos, siempre llega el momento en que el dolor comienza a pasar. Lo sabrás, porque sin darte cuenta, las mañanas comenzarán a adornarse con esa dulce sonrisa tan típica en ti. Volverás a apreciar esos colores que nunca dejaron de existir, pero que un día se opacaron.
Y desde ese momento, de manera progresiva, el dolor irá desapareciendo muy lentamente. Entonces, habrás sanado, e increíblemente, superado esa etapa tan terrible.
Una etapa más, de las tantas que componen el largo camino de la vida.
Así que confía, en que pronto te vas a levantar, y vas a volver a respirar ese aroma dulce del café caliente que ha estado esperando por ti todo este tiempo, los abrazos cálidos, ya no darán ganas de llorar, sino que serán tranquilos y amorosos.