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Seguro que muchos de nosotros en algún momento hemos querido accionar de manera violenta en medio de algún momento de molestia, injusticia, impotencia… pero hay algo que nos hace no reaccionar así, y nos controlamos, elegimos el estar “calmados” (por lo menos físicamente) y seguir nuestro camino, evitando un problema mayor.
¿Pero a nivel interno, psicológico, que pasa exactamente en nosotros después de una situación como la mencionada anteriormente?
¿Que pensamos después de que termina ese momento en el que evitamos una confrontación? ¿Se desatan los demonios, los monstruos, los fantasmas?
Hay personas que realizan acciones que no caben dentro nuestra lógica, parecen estar influenciadas por demonios o monstruos, es ahí cuando ganan ellos, es en ese momento en el que se manifiestan. Haciendo que la persona comete acciones que ni ellos mismos podrían pensar que eran capaces de llevar a cabo en algún momento de su vida.
O en la mente de las personas planifican, crean, detallan acciones violentas, crímenes, que en ocasiones llevan a cabo, por suerte la mayoría de las veces no es así.
Después de realizar o pensar “cosas malas”, hay quienes quedan con esos recuerdos o pensamientos negativos, es de esta forma en la que se pueden manifestar los fantasmas. Todos tenemos los nuestros, unos grandes, otros no tanto, quizás alguna travesura de pequeños nos persiga actualmente y sea ese fantasma que nos hemos creado, pero lo importante es que podemos librarnos de él, lo primero es asumirlo, entender que como seres humanos estamos sujetos a errores, pero también a aprender ellos.
Esto es todo por ahora, reflexionemos sobre nuestros demonios y fantasmas internos, y que no sean una carga, que sean más bien un “contrareflejo” de lo que verdaderamente somos.