Albert Einstein

Ese 24 de marzo de 1925 el vapor Cap Polonio atracaba en el puerto de Buenos Aires, un viaje rutinario que en esta oportunidad traía a un notable científico alemán que 4 años antes había sido galardonado con el premio Nobel de física: Albert Einstein.

Albert Einstein

Después de revolucionar la física por mucho tiempo y ser nominado por más de 10 años consecutivos, finalmente el premio había sido entregado a Einstein, no obstante causo gran sorpresa en el mundo de las ciencias el motivo, era dado por su aporte a la Física Teórica, en especial por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico, del cambio radical en concebir el tiempo, el espacio y la energía, nadie en la academia mencionó absolutamente nada.

Un rumor que circuló fuertemente en los pasillos de la Real Academia de Ciencias indicaba que el premio no fue por la teoría de la relatividad sencillamente porque el científico a quien se encargó el trabajo de estudiarla no la entendió y se tenía miedo que luego no se pudiera comprobar su certeza.

Antes de arribar a Buenos Aires, hizo escalas para dar una conferencia en Río de Janeiro y otra en Montevideo, eran una especie de precalentamiento para la extensa gira que desarrollaría en nuestro país.



Vapor Cap Polonio

A la Argentina venía para dar una docena de conferencias, el trasfondo de su invitación había sido conflictivo dentro de la comunidad judía, hubo pujas tanto en la organización como en el financiamiento del viaje pero el motivo fundamental eran las consideraciones y acciones políticas del genial científico en relación con lo judío.

Para la elite científica argentina su presencia también fue un tanto desconcertante, por supuesto que sus ideas y logros estaban fuera de discusión pero su aspecto, muy alejado de lo que se consideraba un hombre de ciencia, la complejidad de su discurso y su tendencia a ironizar y jugar desorientaron a todo el acartonado mundo del periodismo, los claustros estudiantiles y la audiencia en general.

Einstein junto a su esposa Elsa se alojaron durante un mes en la residencia de Bruno Wassermann en pleno barrio de Palermo y allí recibieron a un sinfín de personalidades de la política, la ciencia y el periodismo, en el Colegio Nacional de Buenos Aires le hicieron una recepción tan importante que una foto de la misma fue utilizada tiempo después por la revista Time para decorar la nota “Person of the century” donde se hizo un repaso de su vida hasta la visita a nuestro país.

Una anécdota relatada por la nieta de Juan Schottlender, integrante de la comisión de recepción del premio Nobel hace notar la personalidad jocosa y descontracturada de Einstein, en un agasajo que se le brindó en el colegio de ingenieros de Buenos Aires comenzó a arrojar migas de pan a los comensales solo porque se aburría.


Residencia Wasserman en la actualidad

Dentro de sus múltiples actividades fue nombrado primer socio honorario de la Asociación Hebraica que luego se transformó en la Sociedad hebraica Argentina, hizo visitas a la ciudad de Córdoba y a la de La Plata y hasta se dio el lujo de escribir algunos artículos para el prestigioso diario La Prensa donde propuso la “PanEuropa”, varias décadas antes que se decidiera crear la Unión Europea.

Respecto a su visita al país dijo:

“…me consideraría muy satisfecho si no se me abrumara tanto con el sinnúmero de entrevistas que se me solicitan…“.

Y, de paso, aclaró:

“Quiero que en la Argentina, en cuya capital reconozco un gran centro de cultura, se conozcan los fundamentos de mi teoría, tal como la entiendo y no bajo el aspecto en que la presentan admiradores entusiastas que, en el calor de la polémica, la desfiguran muchas veces”.

Pese a opiniones controversiales, Einstein en varias oportunidades reafirmó su identidad judía y sus ideales por la humanidad y el pacifismo, siempre contrarios a la intolerancia y la violencia, en una carta dirigida al presidente estadounidense Roosvelt dijo:

“Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: la Paz”

Como una muestra de disconformidad Albert Einstein no asistió a la ceremonia de entrega del premio Nobel el 10 de diciembre de 1922 se encontraba de viaje en Japón. Se sabía que recibiría el premio ese año, pero decidió mantener sus planes y dejar a la academia plantada como respuesta a la controversial forma en que fue premiado. Pronunció su discurso de aceptación del premio a mediados del siguiente año y no mencionó el efecto fotoeléctrico, sino la relatividad.

Falleció en el hospital de Princeton el 18 de abril de 1955, nunca se supieron sus últimas palabras porque en ese momento estaba con la enfermera y ésta no sabía alemán.

Esta es una pequeña muestra de un gran hombre que dejó su huella también en Argentina.

Héctor Gugliermo

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