BIENVENIDOS A LA COMPETENCIA, LA ENTRADA ES GRATIS...EL PREMIO ES EL FRACASO.

Tienes que ganar... el mejor se lleva el premio... en la vida triunfan los ganadores... no aceptes nunca la derrota... el fracaso sólo está en tu mente... y toda la gama de afinidades que defienden la ortodoxia de un principio ampliamente difundido y aceptado: LA COMPETENCIA.

Pues bien, el sentido de este escrito no es rivalizar con ninguna afinidad al espíritu competitivo, ni mucho menos el de sobreposicionar una tesis sobre otra, sino, el de manifestar una postura personal frente a una consideración que parece ser un absoluto irrefutable.

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Photo by Matt Lee on Unsplash

Hace varios días, explorando el contenido de Steemit, me encontré con una publicación de un steemian que abordaba un tema muy interesante, el post titulaba "La competencia: el estímulo de la excelencia" en el que abordaba bajo su criterio y experiencia propia, la condición competitiva como virtud hacia el alcance de mejores resultados y beneficios, y de la consecución de mejores personas. Su tesis es compartida y más cuando el diseño bajo el que crecemos la mayoría de personas (generalizar sería grave) responde a la finalidad de ganar o llegar primero.

Querer ganar no tiene nada de malo, es el mínimo derecho a otorgarse por ser un participante más de la gran carrera. Lo inquietante del asunto es que el pensar en competencia predispone al competidor automáticamente hacia el logro exclusivamente de llegar a la meta y sentir la plenitud de ser ovacionado por la multitud; si a esto le sumamos que el nivel de los competidores es de los más altos en los estándares y el rebosante premio que puede llevar a la gloria, pues ni se diga, ¡hay que hacerse matar¡ otros dirían: ¡hay que dar lo mejor de sí.¡

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Photo by Quino Al on Unsplash

Tal vez a todos nos guste competir, sin duda en alguna ocasión hemos obtenido un gran reconocimiento o logro hasta hoy no olvidado, pero en una carrera donde el ganador todos quieren serlo, aún sabiendo que sólo uno lo será, resulta difícil creer que una fórmula del único-vencedor, contribuya al logro de mejores personas. Si ponemos al ganador en una platillo de la balanza y al conjunto perdedor en el otro, el balance sería lo único en lo que ganarían los perdedores. Un éxito frente a diez o más fracasos, en lo personal, no deja de ser un fracaso.

Si la competencia fuera el prerrequisito indispensable para el logro de la excelencia o de cada vez mejores resultados, el ser humano no habría conquistado la música, el conocimiento, la ciencia, las artes y demás esencias que hacen al ser humano un ser trascendental cuando está dispuesto a conseguir alcances inimaginables, donde el mayor galardón de la gran carrera, no es más que el haber disfrutado plenamente de ella, una virtud que muy pocos llegan a conocer, por supuesto, que está desligada completamente de la competencia, porque los mejores nunca fueron los mejores por ser los primeros, sino, porque nunca compitieron.

¿Y TÚ, ESTÁS DISFRUTANDO LA CARRERA EN STEEMIT????

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Photo by Grant Ritchie on Unsplash

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