El portero del prostíbulo. (historia)

  



Era una vez un hombre que trabajaba de portero en un prostíbulo, el trabajo había pasado de generación en generación, por la familia de este hombre, nadie había hecho algo distinto a parte de trabajar de portero en el prostíbulo.

 Su familia era muy humilde por lo que nunca logro aprender ni a leer ni a escribir. 

Un día fallece el viejo dueño del prostíbulo y queda al mando el hijo joven y visionario del antiguo dueño. Este joven llega queriendo remodelar todo el local, cambiando personal, fachada y todo lo relacionado con el viejo prostíbulo.

  Cuando le llega la hora al pobre portero, lo único que el nuevo dueño le pide era saber leer y escribir para mantener su trabajo, este al no saber leer ni escribir pierde su trabajo y queda en la calle.

 En busca de trabajo el hombre toma sus herramientas y se va a un pueblo cercano a buscar trabajo de obrero o de albañil, que era otra de las cosas que sabía hacer, pero al llegar no consigue trabajo, más bien solo consigue vender un martillo a un hombre que no tenía el tiempo de ir a la ferretería que quedaba en la otra ciudad.

 El antiguo portero vuelve y con el dinero compra otro martillo para reponer el que vendió, y al día siguiente vuelve a ir a la otra ciudad. No consigue trabajo pero esta vez vende dos destornilladores a otro hombre que vivía en ese pueblo.

 Llego un punto en el que el hombre vivía solo de vender herramientas, hasta llegar el punto de montar su propia tienda de herramientas en la ciudad que no tenía ferretería siendo la primera ferreteria en esta ciudad.

 En la inauguración un hombre le pide que lea las escrituras de la tierra, a lo que el hombre responde, no sé leer ni escribir, la persona sorprendida le dice: Si tú sin saber leer ni escribir lograste montar una ferretería imagínate que hubieses logrado si supieses leer y escribir.

 El hombre responde: YO SE QUE HUBIESE LOGRADO, SERIA PORTERO DE UN PROSTIBULO.  

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