Uno de los dulces que inevitablemente se extraña al salir de Argentina, es el dulce de leche.
Aquí, se consigue fácilmente en cualquier supermercado, almacén, kiosko, o tiendas exclusivas como Havanna. Se utiliza para rellenar tortas, alfajores, untar una rodaja de pan, o comer unas cucharaditas directamente del pote como postre.
Aquí hay muchas marcas que lo comercializan, pero también se puede realizar de manera artesanal. El procedimiento tradicional es poner a hervir leche con azúcar y una pizca de bicarbonato de sodio. Cuando rompe el hervor, se baja el fuego y se revuelve con una cuchara de madera constantemente para evitar que se queme el fondo. Muchos ponen bolitas de vidrio ("canicas") en la olla para ayudar a que el dulce no se pegue en el fondo. Y lo que resta es revolver y revolver hasta que el dulce se espese lo suficiente.
Si se consigue leche fresca de campo, el sabor es mucho más cremoso.
Hay que probarlo!