Manifiesto contra la monogamia - ensayo de opinión

El amor romántico ha sido el tema principal de muchísimos autores y artistas. Desde Shakespeare hasta Goethe, pasando por Jane Austen y Alejandro Dumas, el amor ha sido discutido, debatido, defendido y hasta cierto grado ha sido convertido en la meta de vida de muchas personas. Una de las características principales del amor es la exclusividad. Se debe amar solo a una persona y esa persona debe amarte solo a ti. Esta es la supuesta base de los matrimonios, algo que se evidencia en los votos matrimoniales. Las parejas juran amarse, protegerse y cuidarse el uno al otro hasta que la muerte los separe. Todo muy lindo, y muy Disney también.

Romeo and Juliet, por Frank Dicksee (1884)

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La realidad es otra. Si vemos los índices de divorcio en la actualidad, las cifras nos hablan de una verdad distinta. Y no hablo solamente de los matrimonios, sino de las relaciones de pareja en general. ¿Quién no conoce a alguien que haya sido infiel o víctima de una infidelidad? ¿Quién de nosotros no ha sido el perpetrador o víctima de una infidelidad? Basta decir que es muy común, y en muchos casos hasta está normalizado este comportamiento. Muchos baby boomers, o, como me gusta llamarlos, la generación que al fin se está muriendo, dirán que la infidelidad deriva de una sociedad en descomposición moral. Pero a mí me gustaría explorar otras explicaciones a este fenómeno.


El origen del matrimonio


Me parece que lo lógico es atacar las raíces del asunto: ¿dónde comenzó la monogamia? El antropólogo y etnólogo Lewis Morgan, en su libro "La sociedad primitiva", hace una genealogía de los tipos de parentesco de acuerdo a las etapas de desarrollo de la sociedad: salvajismo, barbarie y civilización; y en estos inserta los distintos tipos de familia que han existido. Los tipos de familia son: la consanguínea (incesto), la punalúa, la sindiásmica (unión de un hombre y de una mujer sin cohabitación exclusiva), la patriarcal (un hombre con diversas esposas, con las que cohabita) y la monogámica. Como verán, el tema de parentesco es sumamente largo, por lo que solo me centraré en los inicios de la monogamia.

Según Morgan (1881), el triunfo de la monogamia es uno de los indicadores de la transición entre la barbarie y la civilización; en sus palabras "fue necesaria una institución tan poderosa como la propiedad en concreto, con sus derechos de propietario y de herencia, juntamente con la familia monógama" para hacer este salto en la sociedad humana. El filósofo Friedrich Engels, en su libro "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado" (1884) explica con mayor detalle la propuesta de Morgan:

Se funda en el predominio del hombre; su fin expreso es el de procrear hijos cuya paternidad sea indiscutible; y esta paternidad indiscutible se exige porque los hijos, en calidad de herederos directos, han de entrar un día en posesión de los bienes de su padre. La familia monogámica se diferencia del matrimonio sindiásmico por una solidez mucho más grande de los lazos conyugales, que ya no pueden ser disueltos por deseo de cualquiera de las partes. Ahora, sólo el hombre, como regla, puede romper estos lazos y repudiar a su mujer.

 Jacob Blessing His Sons (Jacob Blessing Joseph), por Harry Anderson 

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Podemos ver entonces que la propiedad privada fue una de las causantes de la monogamia, pero no es suficiente para explicar el origen del matrimonio. Pero lo puedo resumir en unas cuantas líneas: en los principios de la humanidad, la gente vivía en grupos pequeños que sufrían mucho por los ataques de bandas de criminales y también por las inclemencias de la naturaleza. ¿La solución? Hacer alianzas. Estas sociedades se vieron obligadas a casar a sus hijas con los hijos de los otros grupos y viceversa, para que de esta manera se evitaran guerras por territorio y se ayudaran entre sí. Y así mágicamente nació el matrimonio. Como dicen Laburthe-Tolra y Warnier (1993):

No se trataría más que de un caso particular de la regla fundamental de la sociabilidad humana, a saber, la reciprocidad y el intercambio. Se trata de intercambiar mujeres igual que se intercambian palabras y alimento, dones y contradones, golpes y pactos.

El matrimonio monógamo por mucho tiempo consistió en eso, básicamente era un intercambio de mujeres como si fuesen mercancía; con propósitos sociales específicos. Lo que quiero resaltar con esto es que ni la familia, ni el matrimonio, ni la monogamia reposan sobre bases puramente naturales, sino que existen "en correlación con la sociedad, es decir, con otras familias listas para admitir que al lado de los vínculos naturales deben existir otros vínculo de alianza, llamados también de afinidad" (Laburthe-Tolra y Warnier, (1993). Más aún, el hecho de que la monogamia no es natural se puede demostrar con todas las sociedades no occidentales que funcionan con otros tipos de parentesco (Lévi-Strauss, 1956).

Sin embargo, la monogamia es muy común, y esto descansa en razones de tipo económico (la propiedad privada) y religiosas y morales (control social). La tradición judeocristiana ha funcionado por muchísimos años para reforzar en la sociedad occidental la obligatoriedad del matrimonio monógamo. De hecho, el libro más famoso del mundo tiene una linda historia en la que Dios casa a Adán y Eva en un matrimonio monógamo que sirve como modelo para el resto de la humanidad. Aunque la religión sigue teniendo una fuerte impronta en nuestra sociedad, desde el siglo XIX, con el conocido Romanticismo, se comenzó a gestar paralelamente esta idea del amor romántico ligada al matrimonio.


 Adam et Eve au jardin d'Eden, por Gustave Courtois

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Y llegamos a nosotros, en la segunda década del siglo XXI, donde nos casamos por amor pero también porque es más fácil pedir un préstamo al banco con tu cónyuge; donde importa casarse por la Iglesia y decir los votos para mantener a la abuelita y a la mamá contentas, pero a la vez hay que tener el dinero para el divorcio ahorrado porque "uno nunca sabe". Donde soñamos desde pequeños en casarnos y vivir felices para siempre, pero al crecer nos damos cuenta de que eran puras fantasías.

Creo sinceramente que el ser humano es mucho más complejo de lo que nos permitimos admitir y somos capaces de albergar distintos tipos de sentimientos de afecto, por distintas personas, en diversos grados. Como ya expliqué, la monogamia funciona en realidad como una prisión de control social con propósitos específicos y relacionada con causas económicas. Por eso además el matrimonio actualmente tiene mayor ocurrencia en las clases altas, que tienen propiedades y les interesa tener un control de su herencia, mientras que las clases bajas tienen mayor ocurrencia de uniones libres o concubinato. No sé, a veces me parece que las personas que tienen relaciones poliamorosas son más honestas consigo mismas que la absurda cantidad de monógamos infieles.


La juventud de Baco, por William-Adolphe Bouguereau (1884)

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Bibliografía


Engels, F. (1884).  El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Moscú: Editorial Progreso, pp. 36.

Laburthe-Tolra, P. y Warnier, J. (1993). Etnología y Antropología. Madrid: Ediciones Akal, pp. 51-52.

Lévi-Strauss, C. (1956) "La familia". En: Lévi-Strauss, C; Spiro, M. & Gough, K. (eds). Polémica sobre el origen y universalidad de la familia. Barcelona: Anagrama.

Morgan, L. (1881). La sociedad primitiva, pp. 396-400.

¡Gracias por leer!

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