Algunas veces conocemos personas en el camino de la vida, que a primera vista nos parecen amistosas y ciertamente nos agradan y como es lógico y humano, retribuimos de buena gana esa amistad. Pero, más allá de eso, debemos ser cuidadosos, porque a veces nos deslumbramos y confiamos cosas privadas a alguien que, realmente no conocemos a profundidad, y que más tarde, si esa persona no es lo que esperábamos, podríamos lamentarlo grandemente. Debemos estar atentos, sobre el comportamiento de esa persona y no me refiero a cosas internas que solo corresponden a una persona. Sino, darse cuenta, si es alguien responsable, honesta consigo misma y con los demás, si la persona que acabamos de conocer tiene valores y es reservada, si respeta las individualidades, ect. Es muy importante esto, para que después no nos llevemos una sorpresa desagradable. Pero claro, eso se lleva su tiempo, no es de la noche a la mañana. Mientras tanto podemos compartir en la medida de lo posible con las personas, pero los amigos duraderos y verdaderos no se encuentran en cada esquina. Aunque no me gustan mucho los refranes, hay uno que es muy cierto que dice, “Caras vemos, corazones, no sabemos”.