Pequeño felino enojado por el encierro. Venezuela

En una hacienda lejana a la civilización se encuentra el, observando a los humanos y señalándolos como los culpables de sus desdichas, desea ser libre, como el viento, libre para correr, sin que una reja o malla se lo impida. Pero solo se limita a contemplar los intrusos que se acercan a su guarida, esperando que traigan un trozo de comida.
Los seres humanos desean ser libres, pero les gusta ver encerrado y prisioneros a los animales. Tan crueles nos volvemos mientras pasamos por la vida quejándonos del camino que nos toco recorrer.

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