[Español]
Hola, comunidad. Esta es la historia de cómo cumplí la promesa más importante de mi vida y abandoné todo lo que conocía y amaba (mi ciudad, mi familia, mis amigos) para empezar completamente de cero. Todo en dos semanas.
He estado ocupada mucho tiempo, pues mi abuelita, que dependía en todo sentido de nosotros, se enfermó de gravedad. Hace un mes, el 18 de septiembre, finalmente dejó de sufrir 💔. Su deterioro y pérdida significó un trauma para mi madre y tío, nuestra familia minúscula y muy unida perdió el pequeño sol alrededor del cual girábamos todos.
No entraré en detalles de cómo entré en silencioso pánico ante la casa vacía. No les contaré de lo desgastados, delgados, enfermos que nos sentimos todos un vez terminó el estrés que nos mantenía funcionando. Todo el que conozca el síndrome del cuidador sabrá a qué me refiero.
El duelo fue silencioso pero profundo. Para mí, sin embargo, significaba más. A los 12 años, le hice una promesa a mi abuela. Ella me adoraba. Yo era su compañera de habitación, su amiga y confidente. Le aterrorizaba verse sin mí. Entonces, con la ingenuidad de los 12 años, le hice la promesa bíblica de Rut a Noemí: "allá donde vayas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Que el Señor me castigue como es debido si algún día me separo de ti".
Ustedes dirán que una promesa hecha cuando uno no sabe nada de la vida no tiene tanto valor. Pero mi palabra vale, la hice valer. Me quedé. Renuncié a trabajos, amores, viajes y mejorías. No me arrepiento, pues tuve a mi abuela diecisiete años más, y cuando se fue, no me quedaban remordimientos. No le debía nada.
Pero me lo debía a mí.
Así pues, en medio del duelo, me hice otra promesa.
En octubre, me iría a la capital de mi país y empezaría de cero.
Durante doce días estuve a contrarreloj, resolviendo pendientes. Como habrán notado, detesto las deudas. Mi vida entera cupo en 4 maletas, mi minúscula familia estaba en pánico, yo misma pasé noches enteras imaginando los peores escenarios.
Pero lo hice y, de nuevo, no me arrepiento. Está es la vista del amanecer desde mi nuevo balcón.
Ha llovido mucho estos días. Todo en esta ciudad es distinto, pero mucho es mejor. Llegué y encontré casa, trabajos, sé que tengo amistades aunque por el luto, he preferido estar a solas. Pienso en abuela. El día 18 de octubre se cumplió un mes. La extraño, pero no es un dolor paralizante. Porque sé que cumplí mi deber de amor hasta el final y la única deuda que me quedaba, era conmigo misma.
[English]
Hello, community. This is the story of how I fulfilled the most important promise of my life and left behind everything I knew and loved (my city, my family, my friends) to start completely over. All in two weeks.
I have been away for a long time, as my grannny, who depended on us in every way, fell gravely ill. A month ago, on September 18th, she finally stopped suffering 💔.
Her illness and death meant trauma for my mother and uncle; our tiny, very close-knit family lost the little sun around which we all revolved.
I won't go into detail about how I fell into silent panic in the empty house. I won’t tell you about how worn out, thin, and sick we all felt once the stress that kept us going was over. Anyone familiar with caregiver syndrome will know what I mean.
The mourning was silent but deep. For me, however, it meant more. At the age of 12, I made a promise to my grandmother. She adored me. I was her roommate, her friend, and confidant. She was terrified at the thought of being without me. So, with the innocence of a 12-year-old, I made the biblical promise of Ruth to Naomi: "Wherever you go, I will go. Your people will be my people, and your God will be my God. May the Lord deal with me, be it ever so severely, if I ever separate you and me."
You might say that a promise made when one knows nothing about life doesn’t hold much value. But my word is worth something; I made it count. I stayed. I gave up jobs, loves, travels, and improvements. I have no regrets because I had my grandmother for seventeen more years, and when she left, I had no remorse left. I owed her nothing.
But I owed to myself.
So, in the midst of mourning, I made another promise.
In October, I would move to the capital of my country and start from scratch.
For twelve days, I was racing against the clock, tying up loose ends. As you may have noticed, I hate debts. My entire life fit into 4 suitcases, my tiny family was in a panic, and I spent entire nights imagining the worst-case scenarios.
But I did it, and once again, I have no regrets. This is the view of sun rising from my new balcony. It has rained a lot these days. Everything in this city is different, but a lot of it is better. I arrived and found a home, jobs, and I know I have friends, although due to the mourning, I have preferred to be alone. I think of my grandmother.
October 18th was a month since she passed. I miss her, but it's not a paralizing pain. I know I fulfilled my duty of love until the very end. And the only debt I had was with myself.