Capitulo 1. parte 2: Ducha matutina

Una vez se hubo aproximado lo suficiente a la entrada del sanitario, el asistente virtual, que aún no se había mostrado en forma holográfica, se encargó de abrir la puerta sin haber recibido una orden que así se lo indicara. La inteligencia artificial que controlaba los actos de este agente digital y los de todo el sistema SmartHome de su hogar, no solo poseía la capacidad de procesamiento suficiente para intuir este tipo de cotidianidades, sino que disponía además de un arsenal de microcámaras y sensores ubicados bajo la superficie apantallada, dispuestos de forma tal que resultaban imperceptibles a la vista, pero podían captar todos los rincones del apartamento, permitiéndole al sistema detectar con precisión los movimientos de su propietario y tomar acción en función de ello.

Él atravesó el marco de la puerta y al estar dentro, esta volvió a cerrarse del mismo modo en el que previamente se abrió. En simultaneo el futón que se localizaba sobre la parte central de la habitación se desplazó a través de una rendija que emergió entre las paredes y el suelo, para a continuación dar lugar a una serie de muebles que modificarían la utilidad del espacio: a partir de ese momento la habitación pasó de ser una alcoba, a constituir una estancia mixta entre sala de estar y área de comedor. La funcionalidad de ese salón principal se adaptaba continuamente al itinerario de actividades que Erik acostumbraba seguir luego de levantarse de la cama, en cambio la cocina y el cuarto de baño permanecían sin variaciones; este último exhibía el estilo más llamativo y singular de todo el habitáculo.

Las paredes que rodeaban el baño, lo hacían lucir como una gran caja de cristal sumergida en el fondo de un paisaje submarino siendo observada desde su interior, ellas reflejaban la imagen digital de una gran masa de agua poblada por numerosos peses de diferentes especies, tamaños y colores, incluido un tiburón martillo de grandes proporciones que se paseaba con elegancia de un lado al otro, como si se tratara de un enorme acuario. El suelo simulaba la arena del lecho marino y el techo parecía permitir el paso de la luz solar luego de atravesar la superficie del mar, iluminando el interior del tocador.

Erik se despojó de la ropa interior que llevaba puesta y la encestó en un recipiente que se encontraba a un lado, como si se tratara de un balón en un aro de básketbol, después se detuvo frente al inodoro para orinar, lo cual realizó en paralelo a una peculiar autoconversación.

—Oye soldado sí que tuviste acción anoche —dijo en tono bajo y con una expresión graciosa en su rostro, debido a que sus palabras estaban cargadas de un paródico argot militar—, tu misión ahora es asearte. Ya abandonamos el campo de batalla, no es necesario mantenerse en posición firme. —Y concluyó entre suaves carcajadas pronunciando la voz de mando—: ¡A discre...ción!

Pronto pasó al compartimiento de la ducha para tomar un baño. Detectándolo allí dentro, el sistema activó numerosos chorros de agua con temperatura tibia, orientados horizontalmente y surgiendo de orificios en los cristales que delimitaban ese pequeño cubículo de lavado; Producto de la combinación entre el agua cálida y el jabón que era vertido desde arriba como gotas de lluvia, su musculado cuerpo fue cubierto por completo con un higiénico burbujear.

Al tiempo en que recibía tal limpieza, sus pensamientos continuaban repasando lo hecho durante las horas previas en compañía de su novia. «¡Wow! Fue mucho mejor de lo que jamás imaginé. Este casco neural sí que produce una experiencia indistinguible de la realidad, debí haberlo comprado mucho antes y así no habríamos malgastado todos estos meses haciéndonos striptease holográficos mutuamente y autosatisfaciéndonos, eso no se parece en nada a lo que vivimos estando conectados a la simulación digital esta noche; con este equipo se perciben las mismas sensaciones que si estuviéramos teniendo sexo verdadero. Bueno..., imagino que hacerlo en el mundo real se sentirá igual que en la realidad virtual», elucubraba sin cesar.

Ya habiéndose duchado, la reducida casilla de cristal que antes disparó agua sobre su robusto cuerpo, ahora lanzó hacia él múltiples corrientes de aire presurizado por medio de los mismos diminutos orificios por los que había salido el líquido recientemente, lo cual secó con rapidez la humedad de su clara piel canela.

Abrió entonces el portal corredizo, salió del área de la regadera y se puso un calzoncillo de tipo boxer que le aguardaba en un colgadero recién aparecido en la parte de fuera. Caminó un poco y se paró frente a un espejo que se había proyectado minutos antes sobre una de las paredes, reflejándose allí, arregló un poco con sus dedos su negro y corto cabello. Luego tomó un dispositivo de limpieza bucal que estaba a su disposición, lo colocó en su boca y este se encendió, produciendo una luz azul que tenía como propósito eliminar las bacterias y gérmenes que pudieran estar presentes en sus dientes, lengua y encías.

Ubicó más tarde su cabeza a escasos centímetros en frente de una especie de máscara que brotaba de la pared a modo de relieve, como si estuviese incrustada en el cristal: cerró los ojos y un láser recorrió de arriba abajo su rostro, seguido por un breve soplo de vapor de agua que roció su cara, e inmediatamente una corriente de aire fresco secó de nuevo su tez. Aquello bastó para que se apartara y abriera los párpados, portando ahora el bello facial rasurado y el cutis libre de impurezas.

Concluido su aseo matutino se desplazó a la pared contigua y colocó su mano frente a ella, lo que produjo el desplazamiento de un segmento del cristal y el surgimiento de una bandeja giratoria, que albergaba en su interior una serie de accesorios tecnológicos pertenecientes a su sistema de realidad aumentada. De inmediato, y del mismo modo en que lo hacía cada mañana, se colocó sobre las córneas un par de lentes de contacto inteligentes, que no eran otra cosa que diminutas pantallas cristalinas, las cuales se adherían a sus iris color café y permitían la proyección de imágenes directamente frente a sus pupilas, integrándolas con el campo visual que se encontrara en frente.

De igual manera introdujo en sus oídos un par de cilindros auriculares, que lógicamente cumplirían la función de parlantes y al mismo tiempo darían paso a los sonidos del ambiente circundante. En su lengua colocó un micrófono de tipo piercing, que como es obvio captaría las ondas sonoras de su voz, para enviarlas a la unidad central de procesamiento contenida en el anillo que a continuación pondría en su dedo anular derecho, luego de lo cual, situó en su muñeca izquierda una pulsera compuesta por una serie de placas rígidas de almacenamiento de datos que constituía la memoria permanente del conjunto. Por último y para completar el hardware de su sistema de información y comunicación personal, tomó el cintillo de interfaz neuronal y lo acopló a su cabeza, este permitiría la comunicación mental con el resto de elementos.

Con estos accesorios ubicados en sus respectivas posiciones, el sistema de hiperrealidad estaba completo, por lo que el software se activó y comenzó a aparecer dentro de su campo visual una serie de pequeños íconos e indicadores gráficos de coloración translúcida, que parecían flotar sobre el fondo constituido por la imagen real de su entorno.