📚 Saludos a todos. Ésta es mi participación para el concurso convocado por @es-literatos en honor al gran escritor Miguel de Cervantes, en su 476 aniversario de nacimiento.

   📚 Miguel de Cervantes es el escritor que más admiro, padre de la Literatura Universal, y creador de la obra más famosa de todos los tiempos, Don Quijote de la Mancha.

   📚 El tema de este concurso está basado en componer un minicuento cuya historia tenga como protagonistas a Don Quijote y a Sancho Panza en un contexto contemporáneo, pero manteniendo el espíritu característico de ambos personajes.

   📚 Me complace invitar a mis amigas @brujita18, y @cirangela.

   📚 Para participar, deben entrar al siguiente enlace y seguir las reglas del concurso. Concurso de minicuentos: “Cómo imaginas a Don Quijote y Sancho Panza en el mundo contemporáneo”.

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LADRAN SANCHO...

   Como cada mañana, Sancho se levantó muy temprano para ayudar a la esposa de su jefe a preparar el desayuno y el café. Ambos sabían que a él no le gustaba llegar tarde a sus labores, y a veces solía irse sin probar bocado. No era bueno para el valiente hidalgo, necesitaba estar bien alimentado para lidiar a diario con los complejos asuntos de aquel mundo colmado de industrias, edificios y gente sin corazón. Su lucha contra la injusticia se hacía cada día más fuerte, los empleados de muchas empresas confiaban ciegamente en su apoyo para no seguir soportando más abusos y maltratos de parte de algunos empresarios que actuaban de mala fe.

   — Su café jefe, —le decía con amabilidad el hombre rellenito y de baja estatura que desde hace mucho se había convertido en su fiel amigo.
   —Gracias, Sancho. Apúrate para que me acompañes. Ésta lucha es de los dos, —le respondía el delgado caballero al mismo tiempo que soltaba la taza, se envolvía en su saco y le daba un beso a su amada Dulcinea.

   Cuando Alonso Quijano llegó a la puerta del edificio donde laboraban algunos de sus protegidos, sacó su espada y la empuñó para que no lo agarraran desprevenido, no sabía con qué se podía enfrentar cada mañana. Cruzó una larga estancia de pisos brillantes donde se resbalaba al caminar, y cuando llegó al patio, los empleados gritaban con emoción su nombre: “Don Quijote, Don Quijote…”

   Se conmovió con el recibimiento, no en vano había enfrentado desde hacía un tiempo a esos inmensos molinos de viento y los había vencido para que a los empleados les brindaran un salario digno y todos los beneficios que les correspondían a ellos y a sus familias. Ahora debía vigilar que eso continuara así, y no podía apartarse del lugar, por lo que vendió todas sus pertenencias en Villanueva, y compró acciones en varias de esas industrias, para tener el control de la situación.

   A los otros empresarios no les agradaba ese dominio que había adoptado el altivo caballero desde que había obtenido la mayoría de las acciones, pero él desde su armadura, sin miedo ni titubeos, los encaraba y les obligaba a respetar los derechos de toda esa gente que ofrecía su mano de obra para que ellos se enriquecieran.

   —Otro día más de vigilia y de protección a los derechos de esta gente, amigo, —decía el Quijote— no me importa que los demás se molesten y me critiquen porque los defiendo.
   —Alguien tenía que hacer valer sus derechos, jefe, —respondía orgulloso Sancho Panza.
   —“Ladran Sancho, señal que cabalgamos”… y cada día se lograrán más beneficios a favor de todos.

   Con esta frase, el hidalgo cerró su labor del día, apagó la luz de su oficina, subió al lomo de Rocinante, y echó a andar hasta su hogar junto a su fiel amigo, donde lo esperaba su hermosa Dulcinea, la musa inspiradora de todas sus hazañas. Quizás muchos pensarían que estaba loco por asumir las acciones de esa manera, pero qué va, él sabía que estaba haciendo lo correcto, y la muestra era, el afecto que le profesaba toda esa gente humilde… eso era suficiente para él.

Autora: Ana C. Rivero Foucault