Eran cerca de las siete y treinta de la mañana cuando llegué a la oficina, y yo siempre llegaba ante que el resto de los empleados. Esa era una costumbre que aprendí de uno de mis tíos, que es uno de los gerentes más solicitados por las grandes empresas del país. Hasta el punto en que, después de su retiro, todavía lo llaman algunas empresas para que les sirva como asesor financiero.

Con él aprendí varias cosas del mundo laboral que me fueron muy útiles, y me ayudaron a ascender con rapidez en las empresas en las que trabajaba. De hecho, al aplicar su método de trabajo, subí a supervisor en menos de un año, lo que hizo que los gerentes del área donde trabajaba se fijaran en mí.

—Hola, Rodrigo, ¿cómo estás? —preguntó mi jefe.

—Muy bien, señor Hernández, ¿Y usted, cómo está? —contesté.

—Realmente, estoy muy bien. Rodrigo, quería hacerte una pregunta. Sabes, cuando eras trabajador del área, siempre llegabas temprano, y cada vez que podías metías horas extras. Y ahora que eres un supervisor del área, llegas más temprano que loa trabajadores y trabajas horas extras cada vez que puedes, me parece que nada ha cambiado, con el ascenso entonces. — me comentó el señor Hernández.

—En realidad, muchas cosas han cambiado. Le comento, yo aprendí con mi tío que uno debe llegar temprano al trabajo y además, debe disfrutar de lo que hace, y cuando uno ya no disfruta de su trabajo, lo mejor es dejarlo. Y en mi caso, me encanta mi trabajo en la planta.
Por otro lado, con lo de llegar temprano. Yo he podido ver, que los demás supervisores llegan un poco más tarde que los trabajadores, sin embargo, yo me digo a mí mismo, ¿Cómo le puedo exigir a un trabajador o a una persona que esté a mi cargo que llegue temprano, si yo no lo hago? Es decir, debemos predicar con el ejemplo.
En cuanto a las horas extras, en mi grupo, es donde hay más personas novatas, así que cuando sale una jornada extra la tomo con ellos, y así, puedo apoyar a los novatos y al equipo en general. Eso nos da mucha cohesión en lo laboral, y como usted bien lo sabe, de los tres meses que llevo como supervisor en mi área, mi equipo se ha ganado durante dos meses el bono de producción. —

Después de esa conversación, mi jefe no volvió a preguntarme por el horario, o por las reuniones de trabajo que hacía con el personal. Si había algo que yo tenía claro, es que yo quería ser el jefe del área y sabía que para eso, debía trabajar mucho, y además, debía dar a conocer mi forma de gerenciar y hacer que la misma fuera visible, sobre todo para los gerentes, y eso lo lograría a nivel de resultados.
Ahora bien, para lograr esa meta, sabía que debía sacrificar varias cosas, ya que lograr esa meta significaba dedicar tiempo, significaba estudiar, mantenerse actualizado, para poder dar la talla como representante de la empresa, pero también debía dedicar tiempo a los trabajadores y apoyarlos, para poder ser un buen líder.

Así que debía dedicar mucho tiempo y esfuerzo, al trabajo, además quería hacer un postgrado, y además de eso quería mantener la relación con mi pareja. Sin embargo, uno no puede hacer todas las cosas que quiere, y menos si eso que uno quiere hacer, implica a personas, debido a que las personas, y más a las parejas, uno debe dedicarles tiempo y darles calidad de vida.

Sin embargo, muchas veces uno se deja llevar por la ambición y por las metas que se coloca, dejando de valorar, otras situaciones que son tan o más importantes que los logros personales, y las visiones que uno tenga del éxito. Y cuando uno pierde esas perspectivas de vida, realmente se aleja de un camino armónico en la vida.

—Rodrigo, ya esto no puede seguir así, te convertiste en un adicto al trabajo. Ahora no pasamos casi tiempo juntos, y cuando estás conmigo, te llaman tus trabajadores para plantearte sus problemas. Yo quiero vivir contigo, no con tu empresa. — Me dijo mi novia Karla, muy molesta.

—Tienes razón querida. Te he descuidado mucho, y también he descuidado mucho nuestra relación, te pido que me disculpes. Intentaré cambiar la situación lo antes posible. — Le contesté.

—Espero que sea así. No quiero desperdiciar mi vida en una relación vacía como esta. Te quiero mucho, pero no puedo seguir así, debes decidir lo que quieres hacer, si tener una familia, o tener tu éxito laboral. — Dijo, mientras se fue furiosa cerrando la puerta al salir.

Pero mientras eso me pasaba en la vida personal, en la empresa era otra cosa. Recuerdo que en julio, el Jefe de Área, solicitó traslado a una sede de la empresa en el interior del país. Esa semana, había quedado con Karla, ir al teatro y a cenar el día viernes. Pero justo ese día, fue la reunión de despedida del Jefe de Área, y la hicimos al final del horario del trabajo.

Yo, como tenía un compromiso con Karla, decidí despedirme e irme, pero cuando me estaba yendo a buscar a Karla, llegó el Gerente General, con el Gerente de Producción, y me pidieron que me quedara unos minutos.

En ese momento, el señor Hernández, nos comunicó, lo bien que se sentía de haber trabajado con nosotros y de haber sido nuestro jefe, y después de la despida, que fue bastante emotiva para él, le dio la palabra al Gerente General. Y este le anunció a todos los trabajadores en la reunión, que yo sería, a partir del lunes, el nuevo Jefe de Área.

A partir de ese momento, comenzaron de nuevo los brindis y me di cuenta de que la reunión se iba a extender. Por ese motivo llamé a Karla, y muy contento le comuniqué la noticia, además la invité a venir a la reunión de la empresa y le dije que el sábado, saldríamos según lo prometido.

Karla, se despido, y me dijo que nos veríamos el sábado, y de hecho, cuando fui a ver a mi novia, le llevé unos dulces de chocolate, los cuales nos comimos juntos, mientras ella me decía que terminaba conmigo, y me dijo, que yo era el culpable de que nuestra relación se fuera a pique.

Así, que al terminar de hablar con ella, me fui, y me di cuenta de que, si es cierto, que había logrado un éxito laboral, también era cierto que había perdido a mi pareja. Es decir, había obtenido un logro en la vida, pero ese logro, a su vez, me había traído una pérdida. Y es que los logros en la vida, siempre se logran con un sacrificio, por eso en nuestra vida, como dice el refrán popular, debemos tomar en cuenta que: "No hay rosas sin espinas".

Gracias por leerme.