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Llega un momento en la vida
en la que uno debe anteponer
por encima de todo a sí mismo;
por un momento debe entregarse
a difíciles reflexiones
sobre la vida en medio
de grandes tragedias y dolores,
aunque éstos estén sobre sus hombros.
A veces sabes que tus enfermedades
son reflejo de las represiones
de tus sentimientos,
pero tienes que ignorarlo
en nombre de la paz familiar,
aún cuando esto significa
el sacrificio de la salud física y mental.
Buscas evadir conflicto porque crees
evitarlo, pero sacrificas tu bien
por encima de la de otros,
y eso no siempre es lo correcto,
pues hay situaciones en las que
es mejor lidiar de inmediato
con los generadores de conflicto.
Pero las dudas surgen cuando
estás en medio de una situación
en la que una persona de tu mundo
puede salir perjudicada y queda
encerrada en un concepto caduco
y dañino, a pesar de todos los consejos
y soluciones que intentas darle.
La ansiedad, los sentimientos reprimidos,
el saber que no puedes hacer ya nada
ante una situación cuya solución
de ti no depende,
todo se revela en dolores,
en lágrimas, en desesperación,
en impotencia, en reflexiones difíciles
que te hacen ver muchas cosas.
Sabes que debes retirarte de donde estás,
que es lo mejor que puedes hacer
antes de que tu salud empeore;
sabes que no tienes cómo marcharte
de ahí, pues aunque te autoempleas,
no ganas lo suficiente para cubrir
una renta mensual ni comida.
Pero confías en tus habilidades;
tienes fe en que vendrán tiempos mejores,
que tu decisión de marcharte es lo mejor
a hacerse, pues aunque muchos te juzgarán
por una cuestión de abandono,
la realidad es que no los dejarás solos,
sino que simplemente buscas tu espacio.
¿Qué más puedes hacer sino mantener
la distancia más sana posible?,
¿qué más puedes hacer si enfrentarte
al qué dirán y a las duras miradas
de los otros?, ¿qué otra opción sería
mejor para ti cuando tu cuerpo y tu mente
piden a gritos que te marches?
Porque no quieres morir,
quieres vivir;
quieres ser feliz,
ser mejor persona,
luchar por tus sueños y
esperanzas...
Ser tú.
