Hoy a casi una semana de que terminaste una etapa de muchas, en tu lucha contra el cáncer, ha sido largo el camino, con muchos sin sabores, dolor y sufrimiento, se que te has hecho el fuerte, para poner de tu parte, hacernos ver, que todo está bien, cuando por fuera vemos tus síntomas y sabemos que no es así.

Efectos inevitable aparecen de repente

Desde el jueves pasado, dos días después de la haber terminado la radioterapia, empezaste a mostrar algunas consecuencias de los efectos de ese tratamiento, apareció de repente el enrojecimiento de tu piel, en todo tu cuerpo, presentaste fiebre, cosa que nos hizo alarmar, pero que al consultarlo con el especialista, nos esteramos que eran los efectos secundarios, al simple hecho de haberte sometido a la exposición de Rayos ultravioletas, eran 10 secciones que podían salvar tu vida o alargarla un poco más, tan solo nos dijeron que podían ser 6 meses o más, quisimos correr ese riesgo, antes de quedarnos con los brazos Cruzados sin hacer nada, solo esperando el momento.

Aunado a ello, empezó tu caída progresiva de cabello, una pérdida que se hace más notoria cada día, la cual te sientes mal ante el hecho, parecieras sentir vergüenza, sin embargo, te animamos en el día a día, para transmitirte que es algo normal, que vas en proceso de mejora, aunque pareciera lo contrario.

Tu piel fue cambiando de color, algo que nos empezó asustar, pasó de ser blanca a tornarse un color negro, se te siente feo, parece una piel morada, quemada por la exposición de sol por períodos muy largos, te ves como un carboncillo, al notarte así, nos volvimos asustar, pero asumimos que era parte de esos efectos que tienen esos rayos, que traspasaron todo tu cuerpo.

Empezaste a quejarte, de ese dolor en el pecho, en la región de tu pulmón izquierdo, dices sentirlo agudo, pero creo que no es cierto, es más pronunciado, a medida que pasan los días, se hace más prominente, más latente y palpable, se te siente en como te sientas ya, en como caminas, parece que tu cuerpo todo, lo hubiesen caído a palo, de como caminas, que hasta jorobado te has puesto, esa posición tan rara, que se notan en tus pasos pausados, se notan en tus piernas cansadas, diciendo que ya no puedes más.

Tus pies y caras se ven hinchados, se nota cada día que pasan los días, se siente tu preocupación, que te hacen hablar y delirar en ello, pero te sobamos, te pasamos la mano, haciendote entender de que todo está bien, que es producto de una reacción que está teniendo tu cuerpo, al haberlo sometido a la exposición de esos rayos, que van a cambiar tu vida con el favor de Dios.

Un camino que no ha sido fácil

Es un largo recorrido, tres meses y 14 días, han transcurrido desde aquel susto producto de esa caída inesperada, aquel 22 de diciembre del año pasado, una noticia que nos cambió completamente toda nuestras vidas, sencillamente fue algo que no nos los esperábamos, o mejor dicho si, pero no que iba hacer tan de repente, por ese vicio tuyo, esa pasión por el cigarrillo, una fumada que no quisiste apagar, para darle un stop y cuidar de tu vida, sinceramente no sé que le ven a eso, lo he probado por curiosidad en tres oportunidades y todas las veces me ha parecido desagradable, algo sin sentido, inhalar y exhalar humos, sintiendo ahogarse mi cuerpo, es un estilo masoquista, que no encontré sabor, calma, ni esa sensación de apaciguar mis nervios, no sé si seré lo suficientemente fuerte para diferenciar esto, pero si para entender que eso me hace daño y mi grado de conciencia es tal, que esas cosas las trato de evitar, debido a que no le hacen bien a mi cuerpo, ojalá hubieses tenido papá, la conciencia de un grano de Mostaza, la fe en Dios, la fortaleza de decir ya no más y la voluntad para haberte alejado de aquello, que hoy por hoy, se te convirtió en dos cáncer de pulmones y cerebro, que poco a poco te van robando la vida, te están comiendo tus sueños, tu manera de ser y dejando en un estado de decaimiento...

Una Oración mueve montaña: Hace lo imposible posible

Solo pedimos a Dios, por medio de su Oración Poderosa, tu sanación, tu cura ante este mal, estamos convencidos Padres Amado, que eres un Dios de Poder, Misericordia, Bondad y Amor, que ayudas a tus hijos en los momentos de aflicción, los levanta ante la multitud, los abrigas con tu manto sagrado, dándole fortaleza, valor, luz, esperanza y alegría de que todo estará bien bajo tus Alas.

Agradecidas de tu buen Corazón mi Dios

Agradeciendo en todo momento mi Dios, por tu buen corazón, por permitir a mi papá recibir su tratamiento, tus tiempos son perfecto y todo ocurre en los momentos indicados, ni antes ni después, solo tu lo conoces Padre y sabes el propósito de esa enfermedad en mi papá y del tiempo que debe durar en este plano terrenal, dejando siempre todo a tu voluntad.