Y me toco digerir el queso

Como les decía en mi presentación, la vida me ha cambiado tantas veces, que uno como que se acostumbra, como decía el librito de los ratoncitos Kif y Koff, el librito ese, que tanto rodo, sonó y te leías en una hora… ese, si ese mismo el de ”¿Quién se llevó mi queso?” el libro trataba de adaptarse a los cambios, era el tema principal del libro, y pues ya después de tantos golpes de vida terminas sintiéndote como los ratoncito del libro.

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Los cambios que me han tocado, desde vivir en una rumba, a cambiar de residencia por cuatro años a un hospital por la salud de mi hija, siempre odie los hospitales, hasta que me toco hacerlos parte de mi día a día, hoy pienso en incluir algo de esto en mis futuros post-grados, de alguna manera la condición de mi hija ha marcado mi vida, y algo productivo hay que hacer con esa marca.

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Luego de tener a una policía, epa… LITERAL OK!!! Una policía vigilando mi carrera, mi vida, mis pasos, era mi jefa, mi profesora, mi guía, mi compañera de clases, nos convertimos en la sombra la una de la otra, no había un paso sin discutirlo entre ambas, y ojo no me quejo, disfrute cada paso a su lado, aprendí muchísimo, de ella y cada una de las personas que me toco conocer mientras trabajamos juntas

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Quizás ser Flipper y no salir de las playas de Venezuela, estuve dos años consecutivos donde todos los fines de semana era irme a la playa, solo era tomar un traje de baño, una lata de atún, tomates, cebollas, algo de dinero e irme, a veces viaje sola, el mar es como reiniciarte, solo vas y te restauras todos los pensamientos.

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Tambien pase de rodar en varias plataformas de la zona central del país, y no precisamente disfrutando de aviones, si no transcribiendo, editando y corrigiendo manuales aeronáuticos, así pasaban mis días y noches en las oficinas de los diferentes aeropuertos del país, un aeropuerto es tan complejo, que es mejor verlos desde la sala de embarque y aplaudir los aviones al aterrizar como todo buen criollo, que meterse en este mundo, siempre oía decir que las parejas del personal aeronáutico prefieren los cachos a tener a tu otra mitad trabajando en la aviación, y definitivamente hay que estar ahí para vivirlo, y entender porque tan loca frase, la aviación te apasiona las venas y te definitivamente te come la vida.

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Aun así no tenía opción, era crecer, trabajar y estudiar, ser mamá y hasta enfermera a la vez, no había tiempo de pensar si las opciones eran factibles o no, solo era tiempo de ejecutar y moverse, en la mañana tocaba patear algún aeropuerto y entregar las correcciones de los manuales o quizás los meeting de las asesorías que le dabamos a cada compañía, para que cumplieran con las regulaciones aeronáuticas que estaban en vigencia a la época…

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Y de repente era cambiarte en cualquier baño público, o incluso dentro del carro porque ya tenías que presentarte en las clases del Helipuerto, o en algún vuelo, recuerdo que en una de mis tantas correderas en este mundo, me toco llevar unos documentos desde Charallave a Caracas, por tierra es un trayecto de aproximadamente dos horas, pero creo que esa ves me tarde más embarcando el helicóptero que el tiempo en ruta de vuelo, y todo para que aprobaran el mantenimiento de unas aeronaves, es que en este mundo te adaptas a este ritmo de vida

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Y cuando no era la aviación, era trabajar en locales nocturnos, donde la noche te presenta la calle con otra realidad, una más cruda, sin maquillajes, sin censura, donde las caras mas lindas se convierten en las verdades más oscuras, ahí aprendes a convertirte en un verdadero camaleón por los cambios y la velocidad en que debes actuar, ahí no había oportunidades de pensar mucho, podías estar disfrutando de la canción de fondo, mientras el público disfruta su velada, y en cuestión de segundos te tocaba lidiar con algún desadaptado social, las noches capitalinas te enseñan a actuar rápido.

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Otro de mis cambios frecuentes era cuidar de mi Arantza en algún centro hospitalario, en un hospital, eres mamá, enfermera, auxiliar de enfermera, psicóloga de algún otro paciente que esté en condiciones más críticas que las que uno vive en ese momento, te toca ser de trapito de lágrimas, secretaria de varios empleados, porque terminan tratándote como si fueras empleada de ellos, te dan órdenes y si no las acatas se molestan, y hasta te pueden dejar sin el tratamiento de tu paciente, gracias a Dios no fue mi caso, pero si me tocó ver a una madre haciendo de asistente de médicos residentes, mientras ellos le daban las instrucciones de como ella me introduciría un tubo a su hijo desde la boca hasta el páncreas, y los médicos solo tomaban al niño mientras esa madre hacia su labor.

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Incluso a veces me tocaba ir acompañada por esa personita, que no solo depende de ti, si no que te ve como su principal guía para cultivar sus metas, esa que te dice “¨¿Mamá tú eres aviadora? ¿Vuelas? ¿Cuándo me montas en un avión contigo? Mamá yo cuando sea grande quiero trabajar en el aeropuerto como tú” si esa personita que se vuelve en el Charles Chaplin de tus pasos, esa que ni con lágrimas en tus ojos puedes defraudar.

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Y entre todo, no te puedes desconectar de tu verdad por perseguir sueños, jamás puedes dejar de ser tú, de vez en cuando es bueno volver al principio, respirar y tomarse un descanso y continuar trabajando en pro de tus proyectos, jamás permitas que los cambios borren tus inicios, al final son ellos los que te enseñaran de donde vienes y que tantos escalones has subido.

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Entre tanta “inestabilidad” me acostumbre que no es inestable quien se mueve por labrar objetivos para conseguir metas, y aprendí que para lograr lo que quieres debes moverte, y si se los digo en términos aeronáuticos, el movimiento es la estabilidad del vuelo, y la elevación es lo que te hará llegar a tus objetivos.

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