Cuando éramos niños, la vida era tan bella, me tomaré un minuto de libertad para llorar un poco mientras lo describo. Tómate tú también la libertad de hacerlo.
Ésta foto fué tomada del álbum familiar
Cuando éramos niños mirábamos todo con ésas lindas y grandes ilusiones, ¿Cómo será cuando yo crezca? Era la pregunta que de vez en cuando tenía un lugar en nuestra gran imaginación.
Cuando éramos niños, salir al patio a jugar con los niños de las casas de al lado era todo un mundo.
Cuando éramos niños, las peleas entre hermanos por ¿Quién se quedaba con el control de la TV? O ¿Quién se quedaba el sofá? Eran las más épicas.
Cuando éramos niños, dañar las plantas del jardín de la abuela para jugar al chef a pesar del lío, era genial.
Cuando éramos niños, los raspones en las rodillas no dolían cuando de jugar con nuestros amigos se tratara.
Cuando éramos niños, creíamos en casi todo lo que nos decían los adultos, y las películas de ficción o las caricaturas.
Cuando éramos niños, nos colocabamos los zapatos de los adultos, para ver si habíamos crecido un poco, o para jugar a serlo.
Cuando éramos niños, reíamos incluso estando enojados con nuestros hermanos o amigos.
Cuando éramos niños, las mejores canciones eran las del carrito de helados que nos hacía feliz la tarde.
Cuando éramos niños, nos caíamos y aún así nos levantamos a correr otra vez.
Cuando éramos niños, los mejores conciertos los hacíamos con la escoba y el control de la TV.
Cuando éramos niños, queríamos demostrar nuestra valentía a todos los demás, incluso a los adultos.
Cuando éramos niños, soñabamos y salíamos corriendo a contarle a los abuelos ésas aventuras soñadas.
Cuando éramos niños, reír juntos valía más que cualquier juguete nuevo y costoso.
Cuando éramos niños, las travesuras eran casi infinitas.
Cuando éramos niños, nos reíamos a escondidas de los adultos enojados por las caras que hacían.
Cuando éramos niños, ir a la bodega a comprar dulces era como ir al super mercado.
Cuando éramos niños, construíamos casitas con cualquier cosa a la mano.
Cuando éramos niños, a todo le dábamos una solución.
Cuando éramos niños, contábamos con las manos cuántos años nos faltaba para ser adultos.
¡Y ahora!
¿Qué nos pasó?
¿Cuándo se fueron nuestros amigos?
¿Dónde dejamos nuestros sueños?
¿Y las sonrisas?
¿Desde cuándo las heridas en la rodilla se llevan ahora en el alma?, ¿Porqué cuesta tanto sanarlas?
¿Cuándo dejamos de sonreír para cargar con el peso del estrés y la amargura?
¿Cuándo pasó ése tren llamado tiempo sin que pudiéramos verlo?
¿Cuándo crecimos?
¿Porqué ahora sentimos tanto miedo?
¿Porqué nos frustramos ante los problemas?
¿Cuándo dejamos de creer en nuestros sueños, en nuestros corazones?
¿Desde cuándo tener dinero comenzó a importarnos más que nuestros seres queridos?
¿Cómo pasó el tiempo sin darnos cuenta de ello?
¿Cuándo dejamos de sonreír?
¡Y ahora! ¿Qué haremos por las generaciones futuras?
¿Qué legado dejaremos, cuál será nuestra marca para ellos?
¿Qué le pasó a ése niño, que sonreía sin preocupaciones?, ¿Estará feliz o está aprisionado por una falsa percepción de una realidad que no existe?
Si es así libéralo, déjalo soñar y sonreír una vez más, que siga siendo feliz y sobre todas las cosas, que sea libre.
Que fluya, libre, que vuele como su ilimitada imaginación, que se levante una vez más, que vuelva a creer y a medida que todo pase sonría...
Vive cada día como un niño, ama como un niño y piensa como adulto, hoy es el momento para recordar ése niño interno que vive dentro de ti, es tu decisión que dejarlo en libertad.
