Hoy, más que nunca, existe la necesidad y la facilidad de compartir la visión del mundo, y esta puede conducirte a través de diversos medios de expresión, tales como: la pintura, la música, la narración, la escritura; solo por nombrar algunos, y que suelen llevarnos por caminos inesperados.
Dime, ¿quién no tiene nada interesante que expresar?
El problema es determinar quien quiera escuchar, y a menudo reside en la audiencia objetiva, y en la forma en que se trasmite el mensaje. Por favor, no quiero que me malentiendan.
Estarás de acuerdo conmigo, en el auge de lo insustancial de las redes sociales en esta época. Claro, también valdría la pena preguntarse, quién decide la exposición para que un contenido o arte llegue a hacerse viral.
De hecho, es posible que escudriñando en la Web, te hayas topado con más de una joya rebosante de originalidad, con información pertinente y bellamente expresado, y que sin embargo, es desestimado por poca exposición. Mientras que otras, aunque mediocres en la profundidad y utilidad del mensaje, cuentan con millones de vistas y pulgares arribas.
Sin duda, Narciso estaría feliz en nuestros días, pero me temo, que él tampoco se libraría de los algoritmos de exposición de las redes sociales. Quizás, nadie lo notaría, porque cada quien vive alucinado en los espejismos diseñados por quienes dominan los mensajes, y termine quedándose sin un espejo, librándose de su fatídico destino. En cambio, el resto, continuaría aprisionado en la banalidad de su vanidad.
En todo caso, si aún tiene algo interesante que contarle al mundo, no te calles y grítalo a los cuatro vientos, el eco lo llevará hasta la persona preparada para escucharlo, y entonces aquello único no se extinguirá contigo. Tu nombre podrá haber sido olvidado, pero la idea con base en tu experiencia se fundirá con las de otros, transcendiendo en el tiempo mientras exista alguien para contarla.
Ahora, me pregunto, ¿y qué pasará con toda esa basura que abundan en las redes sociales? Esa, que lamentablemente atrapa a tantos, haciéndoles desperdiciar la valiosa vida. Quizás, esa sea la trampa letal que acabará con lo más sublime de nuestra humanidad: ahogándolo en la basura.
¡Me niego a aceptarlo!
No es que sea pesimista, pero las amenazas son reales de la mano de la cacareada neo-ficción post-humanista en busca del Homo Deus: una bizarra integración de lo humano con lo artificial, tipo cíborg.
Las noticias, en este sentido, corren discretamente. Por ejemplo, en algunos laboratorios ya cosechan células cerebrales a partir de las células madres para ser aplicado a placas de silicio. El objetivo, contribuir con la evolución de la inteligencia artificial.
Supongo que en el futuro, los androides humanoides, cuando ya hayan suplantado a los especímenes humanos, enfrentarán los mismos problemas de Narciso con base en la vanidad. Imagina la realización de esta distopía. ¿Cómo podrá emerger un ser superior de uno lleno de vanidades? ¿Tendrán consciencias como nosotros?, ¿o se decantarán por una consciencia de una mente colmena? Entonces, ¿para qué estas necesitarán las redes sociales?
¡Qué triste será no tener nada que contar a otros!
Gracias por detenerte para divagar conmigo un rato.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Today, more than ever, there is the need and ease of sharing one's vision of the world, and this can lead you through various means of expression, such as painting, music, storytelling, and writing, only to name a few, and which often lead us down unexpected paths.
Tell me, who doesn't have anything interesting to express?
The problem is determining who wants to listen, and it often lies in the objective audience and the way the message is conveyed. Please, I don't want to be misunderstood.
You'll agree with me on the rise of the insubstantiality of social media in this day and age. Of course, it would also be worth asking who decides the exposure for content or art to go viral.
In fact, it's possible that while scouring the Web, you've come across more than one gem brimming with originality, pertinent information, and beautifully expressed. Yet it's dismissed for lack of exposure. While others, though mediocre in the depth and usefulness of the message, have millions of views and thumbs up.
Undoubtedly, Narcissus would be happy in our days. But I am afraid that he would not be spared from the exposure algorithms of social media either. Perhaps no one would notice because everyone lives hallucinating in the mirages designed by those who dominate the messages and end up without a mirror, freeing himself from his fateful destiny. The rest, on the other hand, would continue to be imprisoned in the banality of their vanity.
In any case, if you still have something interesting to tell the world, don't shut up and shout it to the four winds, the echo will carry it to the person ready to listen to it, and then, that unique thing will not die out with you. Your name may have been forgotten, but the idea based on your experience will merge with those of others, transcending in time as long as there is someone to tell it.
Now, I ask myself, what about all the garbage: that abounds in social networks? That, which unfortunately traps so many, makes them waste their valuable lives. Perhaps, that is the lethal trap that will end with the most sublime of our humanity: drowning it in the garbage.
I refuse to accept it!
It is not that I am pessimistic, but the threats are genuine from the hand of the vaunted post-humanist neo-fiction in search of the Homo Deus: a bizarre integration of the human with the artificial, cyborg-like.
The news, in this sense, runs quietly. For example, some laboratories are already harvesting brain cells from stem cells to be applied to silicon plates. The goal is to contribute to the evolution of artificial intelligence.
I suppose that in the future humanoid androids when they have already supplanted human specimens. Will face the same problems as Narcissus based on vanity. Imagine this dystopia: How will a superior being emerge from one full of vainness? Will they have consciousnesses like us, or will they go for a hive mind consciousness? Then what will they need social networks for?
How sad it will be to have nothing to tell others!
Thanks for stopping to ramble with me for a while.
Image by Gerd Altmann on Pixabay
Originally written in Spanish. Translated to English with www.deepl.com and edited with www.grammarly.com