¡Llora la tierra! Derrama lágrimas sin descanso. Sí, se lamenta sin que nadie haga algo por detener sus gemidos, los cuales se presentan por el inmenso sufrimiento y dolor que padece. Una y otra vez, siente como poco a poco le arrancan el alma, reduciendo al máximo sus esperanzas de sobrevivir. De vez en cuando los poderosos se reúnen, prometen que van a cambiar, que la ayudarán, pero todo es una pantomima, una que pronto da paso a lo que realmente les importa.

La tierra llora, siente como le arrebatan los árboles, sus hermosos árboles, sinónimos de vida, que solo desean alimentar, dar oxígeno y sombra a la humanidad. Y, mientras tanto, paradójicamente, esta lo único que piensa es en eliminarlos, usarlos para sus propios intereses. Como llora la tierra, viendo como su temperatura se eleva cada día más, y el hombre lo siente, siente el calor, una pequeña parte de lo que sufre la tierra, pero no hace más que ignorar su sufrimiento.

Le dañan los ríos, los que únicamente quieren dar agua, agua que es vida. ¡Qué limpios estaban antes! Pero ahora muchos solo están llenos de muerte, y dolor. Ya no corren alegremente, han sido bloqueados por el dinero y el poder. Los peces, algunos, han logrado escapar lo más lejos posible del hombre, ese que los necesita, pero al mismo tiempo, es capaz de eliminarlos por completo solo por satisfacer sus tristes deseos.

Los mares no han sido respetados, solo han sido usados para llevar aun más lejos la tristeza y el dolor. Y la tierra llora al ver cuanto daño le hacen. Su hermoso color azul transformado en el más terrible color negro, lleno de químicos, y muerte. A veces, por su profundo dolor, la tierra se rebela, destruyendo todo lo que encuentra a su paso, usando la fuerza de los tsunamis, pero eso solo es temporal, y la humanidad no entiende, o prefiere no hacerlo. La tierra sufre, se lamenta, pero todo es en vano. Así ha sido hasta ahora.

Sus minerales se extraen sin ningún pudor. Mientras exista la más mínima cantidad de ellos, la humanidad seguirá allí, haciendo hasta lo imposible por tomarlos. En lugar de sembrar árboles, en lugar de contribuir a preservar los ríos, solo van sembrando muerte, sufrimiento y dolor en la tierra y, a veces, entre ellos mismos.

La tierra no deja de llorar. No han respetado sus límites, no han entendido lo que cada día les dice, ni siquiera cuando se los está gritando. La capa de ozono apenas resiste, apenas es capaz de detener la fuerza del astro rey, pero eso no impide que los elementos tóxicos sigan elevándose sin control alguno, cambiando el oxígeno por contaminación.

Algunos sí lo entienden, saben que hay que cambiar, que lo mejor que podemos hacer es respetar el planeta, pero son solo una minoría, una que no cuenta con el apoyo de los poderosos e influyentes. A veces, estos últimos, parece que escuchan lo que la tierra dice, parece que dejarán de ser quienes la dañan, pero es solo un triste espejismo, una actuación barata, porque al final lo que vale es el dinero y el poder.

¿Hasta cuándo resistirá la tierra? ¿Y cuándo entenderemos que este es el único lugar que podemos habitar? Sé que no será tarde para la tierra, porque se regenerará y será una vez mas el lugar más hermoso en todo el universo, dejará de llorar y gritará con gran júbilo, pero quizás, cuando eso pase, sea tarde, muy tarde para la humanidad.