Poesía en prosa: El vacío en la habitación | Prose Poetry: The emptiness in the room

Contemplo con atención los colores opacos de mi habitación.

Quizá es en búsqueda de una distracción de esas ideas que están plasmadas en mi mente y son tan difíciles de limpiar de allí.

Ahora está entrando algo de luz por la puerta, y le da un toque mínimo de alegría al ambiente. Generalmente aquí es tan tranquilo, tan silencioso, tan… pacífico.

Pero en medio de esta paz aflora todo aquello que he aplastado dentro de mi inconsciente para no tener que lidiar con ello. Es en medio de esta tranquilidad donde empieza el tornado dentro de mi cabeza.

Por fuera me veo tan callado, pero por dentro grito, y grito en medio de la confusión de no poder o no querer analizar todo lo que contiene ese tornado de pensamientos.

Trato de llevar a cabo la respiración consciente, de transmitirme a mí mismo que estoy a salvo, que aún existo. Siento el aire viajar hacia mis pulmones y al llenarlos temo que vayan a estallar; las paredes de mis pulmones se agrietan y duelen, siento que empujan un poco el corazón, y este reacciona doliendo.

Exhalar se siente mucho más aliviador, es como expulsar todo aquello que me atormenta, todos mis pesares en un solo suspiro.

Pongo una mano en mi pecho, como una manera instintiva de hacerme sentir apoyo, una garantía de que hay algo que sostendrá mis costillas e impedirá que mi corazón se salga en algún momento de aceleración.

Vuelvo a hacerme consciente de la habitación. Me pregunto si es mi culpa que esté así de desierta, o si es un destino que no puedo evitar aunque quiera. Me imagino cómo sería si estuviera con algunos amigos, de esos que no poseo pero que puedo dibujar con claridad en este lugar, y si pudiera reír y cantar y llorar con ellos. El miedo se arremolina en mi interior y descarto la idea.

¿Se sentiría más animada esta habitación si sus paredes fueran, quizá, amarillo intenso? La imagen mental me hace sonreír internamente. Sí que lo sería.