Always, under the watchful eye of that metaphorical sleeping dragon, whose thorny back is formed by the abrupt mountains of that imposing Guadarrama’s Mountain Range that delimits the natural border between Segovia and Madrid, the traveler can find a great cultural diversity, which makes his trip a splendid foray into those dark puddles, which, still, make up some episodes of what we call History.
Beaten by the wind on each and every one of its sides, the old town of Sotosalbos or White Groves, if we stick to the etymology of its name, offers the visitor not only the gratifying vision of an intrepid rural architecture capable of defying time, but also, one of the most relevant temples of Romanesque architecture in Segovia, which, in addition, has come down almost intact to our days: that of Saint Michael.
In this town and next to its imposing church, the gossip of the neighbours tells that the eminent medieval figure of the famous Archpriest of Hita was irremediably seduced by the splendid beauty of a shepherdess, a circumstance that he himself recorded in his important literary contribution, one of the many that sweeten the history of our country.
Siempre, bajo la atenta mirada de ese metafórico dragón dormido, cuyo espinoso lomo está formado por los abruptos montes de esa imponente Sierra del Guadarrama que delimita la frontera natural entre Segovia y Madrid, el viajero puede encontrar una gran diversidad cultural, que haga de su viaje una espléndida incursión por esos oscuros charcos, que, todavía, conforman algunos episodios de lo que llamamos Historia.
Batido por el viento por todos y cada uno de sus costados, el viejo pueblo de Sotosalbos o Sotos Blancos, si nos atenemos a la etimología de su nombre, ofrece al visitante, no sólo la gratificante visión de una intrépida arquitectura rural capaz de desafiar al tiempo, sino también, uno de los templos más relevantes de la arquitectura románica de Segovia, que, además, ha llegado casi intacto a nuestros días: el de San Miguel.
En este pueblo y a la vera de su imponente iglesia, cuentan los chismorreos vecinales, que la eminente figura medieval del famoso Arcipreste de Hita, fue irremediablemente seducida por la espléndida belleza de una pastora, circunstancia que él mismo consignó, en su importante contribución literaria, de las muchas que endulzan la historia de nuestro país.
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