Palencia continues to be a splendid emporium for all lovers of an architecture, the Romanesque, whose roots sink deep into the murky pools of a History, the medieval one, which, despite everything, still has many interesting things to tell.
It is also true that time, although it does not pass in vain, as the popular saying goes, is not entirely to blame for the fact that a good part of this immeasurable historical-artistic heritage has been irretrievably lost, almost disappearing completely in some cases.
A good example of this is this extraordinary Romanesque doorway, which once belonged to a proud temple and currently serves as the threshold to the cemetery of a small town, whose deceased rest eternally in the same sacred ground that once heard its rhythmic bells ring.
Palencia continúa siendo un espléndido emporio para todos los amantes de una arquitectura, la románica, cuyas raíces se hunden profundamente en los turbios charcos de una Historia, la medieval, que, a pesar de todo, todavía tiene muchas cosas interesantes que contar.
También es cierto que el tiempo, aunque no pasa en balde, como bien dice el refrán popular, no es completamente culpable de que buena parte de ese inconmensurable patrimonio, histórico-artístico, se haya perdido irremisiblemente, hasta casi desaparecer del todo en algunos casos.
Un buen ejemplo de ello, lo tenemos en esta extraordinaria portada románica, que un día perteneció a un orgulloso templo y en la actualidad sirve de umbral al cementerio de un pequeño pueblo, cuyos deudos descansan eternamente en ese mismo suelo sagrado que una vez escuchó sus cadenciosas campanas sonar.
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