Échame el cuento/ ¡Qué miedo!, apariciones en la escuela

Saludos amigos de Hive, me encanta esta iniciativa de mis apreciadas @annafenix y @brujita18 Echame el cuento. Es la primera vez que participo en esta columna con un tema que me gusta mucho: Cuéntanos aquello que viviste y nadie te creyó.


El cuento que les voy a echar está en mi memoria desde hace bastantes años y no se me ha olvidado, forma parte de mis recuerdos de la escuela, de cuando siendo una niña de diez años, estudiaba quinto grado.

fuente

¡Qué miedo! Apariciones en mi escuela.


Mi escuela quedaba en una zona antigua de la parroquia El Valle, en Caracas, en la llamada Calle Atrás, donde todavía quedaban muchas casas coloniales de grandes patios internos y de techos rojos.

No sé si a ustedes también les ocurrió y es posible que sí, había muchos cuentos de espantos y aparecidos en esa época y la escuela también era un lugar propicio para que ocurriera hechos extraños, inexplicables, que daban miedo.

Mi escuela a pesar de ser pública era solo de niñas y era muy grande, tenía dos patios, uno enfrente donde hacíamos fila para entrar al salón y otro en la parte de atrás más grande donde había un pequeño escenario donde se hacían los actos escolares y donde jugábamos y hacíamos deporte.

Allí también había un salón pequeño que quedaba apartado de los otros salones que estaban en el edificio principal. Este era de dos pisos donde había unos largos pasillos donde estaban los salones desde 1 hasta 3 grado en el piso de abajo y de 4 hasta 6 grado en el piso de arriba. Los baños al final del pasillo eran un poco oscuros.

Nunca, pero nunca, así tuviera mucha urgencia entraba al baño del piso de arriba yo sola, pues se decía que allí aparecía el espíritu de una niña que había estudiado en la escuela hace muchos años, La habían dejado encerrada toda la noche en ese baño y en la mañana la habían encontrado muerta de susto. ¡Qué horror!

Yo le decía a alguna de mis amigas que me acompañara o bajaba las escaleras para ir al baño de abajo. Yo nunca la vi, pero creía que era cierto.

Otro lugar misterioso era el patio de la escuela, pues allí había algunos nombres y fechas que habían sido escritos en el piso, que era de cemento y se decía que allí estaban enterrados los cuerpos de personas que habían muerto en ese lugar cuando no se había construido la escuela.

Pero el que más me producía terror era el de una señora que según decian algunos niñas la habían visto en el escenario. La habian descrito como una persona mayor, un poco gorda, con un vestido parecido al que usaban las bedeles, se mecía en una mecedora que hacía un ruido constante y horrible rui rui. La hora de su aparición era después de las seis, hora de salida de la escuela.

Sí, ese el horario de clases. El turno era de tarde, entrábamos a la una y salíamos a las 6 pm.

Un día en el saloncito del patio que se usaba como salón de música, estábamos un grupo de alumnas practicando los bailes del acto del Día de la Madre con la maestra y la representante de una alumna que nos ayudaba con los trajes y la coreografía.

Eran ya más de las seis de la tarde cuando la maestra y la señora salieron un momento y nos dejaron solas. Estábamos conversando y una de mis amigas nos dice para asustarnos.

¿Escuchan ese ruido que viene del patio?, ya son más de las seis. Y con los ojos muy abiertos termino de decir Debe ser el espíritu de la señora.

Todas nos miramos a la cara muy asustadas y empezamos a escuchar el sonido rui, rui, que hacen las mecedoras. No supe si fue sugestión o una histeria colectiva. Pero lo que sí fue muy cierto es que en ese momento se apagó la luz del salón y no había nadie cerca del interruptor.

Todas salimos corriendo y gritando del salón, pero ninguna quiso ver hacia el escenario, pasamos directo hacia el pasillo que conducía hacia los salones y el patio delantero.

Allí estaban nuestros padres que se alarmaron cuando nos vieron llegar de manera atropellada y empezamos a contar lo que había ocurrido. Algunos padres y las maestras se rieron y no nos creyeron. Pero recuerdo que mi madre se quedó muy seria.

Cuando llegamos a la casa me pidió que le contara de nuevo lo que había pasado.

Y así lo hice, a ella, a mi abuela y a mis hermanas. Pero les dije algo que no quise comentar en la escuela, por pena, seguro se iban a reír de mi. Los adultos muchas veces creen que los niños inventan historias y eso no es verdad.

Esto fue lo que les dije.

Cuando salimos del salón no pude evitar mirar de reojo hacia el escenario y pude ver lo que me pareció la figura de una mecedora, pero no había ninguna mujer sentada, se estaba meciendo sola.

Mi familia estaba impresionada. Mis hermanas tambien habían estudiado en la escuela y sabian de esos cuentos. Ellas me creyeron. ¿Y ustedes?¿ Les sucedio algo parecido cuando estaban en la escuela? Cuéntenme, me gustaría saberlo.

Muchas gracias por leer e invito a mis amigos @katleya @maxjulisgf y @rinconpoetico7 a contarnos una historia.

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