Los mejores métodos para estirar dependen del objetivo, el momento y el tipo de ejercicio que se vaya a realizar. En general, se recomienda hacer estiramientos dinámicos antes del ejercicio, para preparar los músculos y las articulaciones para el movimiento, y estiramientos estáticos después del ejercicio, para relajar y recuperar la longitud muscular. Los estiramientos dinámicos son aquellos que se realizan de manera activa, mediante movimientos suaves y controlados que aumentan progresivamente el rango de movimiento. Los estiramientos estáticos son aquellos que se realizan en reposo, manteniendo una posición fija durante un tiempo determinado, sin rebotes ni dolor. Dentro de los estiramientos estáticos, se pueden distinguir dos tipos: el activo y el pasivo. El estiramiento activo es aquel que se realiza sin ayuda externa, utilizando la fuerza de los músculos antagonistas para estirar los agonistas. El estiramiento pasivo es aquel que se realiza con ayuda externa, como un compañero, una pared, una silla, una liga, etc., que ejerce una fuerza sobre el músculo a estirar. Los beneficios de estirar con liga son varios, entre ellos: Permite ajustar la resistencia y la intensidad del estiramiento según el nivel y la necesidad de cada persona. Facilita el estiramiento de músculos difíciles de alcanzar o de aislar, como los rotadores internos y externos del hombro, los aductores y abductores de la cadera, los flexores y extensores de la muñeca, etc. Aumenta la efectividad del estiramiento, al crear una tensión constante y uniforme sobre el músculo, evitando la relajación involuntaria. Mejora la coordinación, el equilibrio y la propiocepción, al requerir un mayor control y estabilidad del cuerpo durante el estiramiento.