Aquel hombre de barro

Autor: Javier Gómez Navarrete

En el silencio de las tinieblas estaban los dioses creadores Tepeu, Gucumatz y Huracán.
Ellos hicieron la luz, los árboles, las flores. Hicieron a los animales cuadrúpedos y les dijeron:
"Tú, animal, beberás en las aguadas y en las sartenejas; dormirás en las grutas: andarás en cuatro patas y con la cabeza inclinada".

Hicieron a los pájaros y les dijeron:
"Tú, pájaro vivirás en los árboles, no tendrás miedo de caer, volarás en el aire, andarás en las nubes, y por eso serás el único animal con espíritu."

Con barro húmedo hicieron a los hombres, pero no fueron de su agrado porque teníam el pescuezo tieso; ningún diente tenían en su boca; eran ciegos y sus ojos estaban desnivelados. Sin embargo, era bueno su hablar. Su palabra sonaba muy bonita, como en ningún lado bajo el cielo se había escuchado ese sonido.
Hablaron pero no entendían lo que decían.

Los dioses vieron sin alegría a esos hombres y pensaron hacer otros que los sustituyeran.

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