Hora de partir.

Soy de las pocas personas que decían que todavía se podía. Era la primera en defender la "situación del país" a capa y espada, diciendo que sí, que aun podíamos hacer millones de cosas en Venezuela.
Tristemente la realidad llego a tocarme la puerta hace unos 4 o 5 meses, cuando empecé a ver todo desde otro punto de vista, con más claridad. Claramente las historias y los comentarios nos afectan por mas que podamos evitarlos, es difícil. Que la señora "tal" se murió por no conseguir el medicamento recetado, que el niño "tal" le contó a su maestra de la escuela lo único que ha comido en las últimas 24horas (2 arepas y agua). Que un cartón de 30 huevos cueste lo mismo o más del salario mínimo mensual.
Cada uno de estos comentarios los escuché repetidas veces, indiferentemente de la persona que fuera. Pudo ser una tía, un desconocido, la mamá de un amigo, etc...
Es la carne viva en Venezuela, es el pan de cada día. A parte la delincuencia, la corrupción, la "viveza criolla"... Son tantas cosas que abarcan la pequeña frase de "la situación de mi país". A veces me parece ficción todo lo que pasa, cada cosa que podía ver en la calle. Cada día era más difícil poder hacer algo. Lo tedioso que es querer hacer algo en Venezuela...
A pesar de todo esto, se que aún podría hacer algo allí, lo que no quería era esperar hasta el momento de decir "ya es prácticamente imposible". Le temí a ese instante, tanto así que decidí partir nuevamente, pero esta vez con mis propios recursos.
Soy ciudadana Venezolana pero también Española, viví en España varias veces y gracias a eso tengo mi nacionalidad. Pero esta vez no se compara con las veces anteriores que salí de Venezuela.
En estos momentos la crisis humanitaria se va al extremo lamentablemente. Me duele ver mi país como nunca antes lo había visto. Me duele saber que niños mueren de desnutrición, de infecciones, ver niños en delgadéz extrema. Eso me hace trizas.
No quiero llegar a la lástima con este texto.
Me gustaría llegar a la conciencia.
Quiero que se entienda que los que nos vamos no nos vamos porque sí, nos vamos porque ya no es lo que solía ser. Porque a todos nos afecta cada cosa que pasa. Porque qué más da si haces mucho dinero, la situación es la que está ahí, latiendo fuertemente. Siendo jóvenes o adultos, no hay derecho de juzgar el por qué dejas tu país, porque la realidad es que no lo dejamos de gratis, lo dejamos porque no sabemos que más pueda pasar. Estás ahí a la expectativa cada día. Durante este día se te va la electricidad un mínimo de 6 horas (6 horas sin luz, internet, tv, totalmente sin electricidad). Los móviles dejan de tener señal en este momento. Luego se va el agua, unas 2 o 3 veces al día. Entonces quieres comprarte algo. Vas al sitio donde quieres comprarlo y obviamente no hay luz, entonces no puedes pagar. Por qué? Porque solo tienes para pagar con tarjeta de débito ya que nunca hay dinero en efectivo en la calle. Muy pocas personas tienen acceso a dinero en efectivo. Si te da una infección y necesitas cualquier tipo de antibiótico, olvidate, no pierdas tu tiempo buscándolo en farmacias. Poder adquirir medicamentos es casi igual que poder adquirir dinero en efectivo.
Todo esto pasa a diario, no solo a 1 persona, me atrevo a decir que al 80 por ciento de la población venezolana. Piensa solo un momento, partiendo de estos problemas qué más podría pasarte...
Y estos vienen siendo los obstáculos mas fáciles.
Entiendes la razón de por qué ahora hay tantos venezolanos en todas partes?
Amigo, no nos juzgues mal. Imagínate estar en los zapatos de alguno por un momento. Es algo frustrante, es estar en modo alarma todo el tiempo. Duele.
Entonces imagínate que después de todo lo que has vivido en tu país, quieras irte a otro. Haces grandes esfuerzos para llegar bien a tu destino. Y cuando llegas, escuchas personas quejándose. "Qué hacen aquí?" "Por qué no se quedan en su país?" "Vienen a quitarle oportunidades a la gente" "Todos son iguales" "Se acostumbran a lo fácil" "Son una plaga".
HEY! PARA!
No somos iguales! No juzgues por cuentos que has escuchado! Juzga por lo que has vivido con alguno. Recuerda que no solo los que somos venezolanos cometemos errores. Todos estamos expuestos a equivocarnos. Razona, aprende, escucha, lee historias del por qué no estamos en casa.
Todos, indiferentemente de nuestra nacionalidad, todos somos humanos. Todos somos hermanos. Ven, yo te apoyo, aquí me tienes! Habla conmigo, cuenta conmigo, yo estoy aquí y no me importa tu origen. Soy ciudadana del mundo.

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Cruzando la frontera de Venezuela con Colombia. Cúcuta-Norte de Santander.

Si gustas dejar un comentario estaría encantada de leerlo. Gracias.

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