Participando en el concurso Yo amo a mi mascota

¡Hola, chicos! ¿Qué tal comienzan la semana?
Espero que genial.

Hoy les voy a compartir la historia de Olivia, mi princesa peludita.
Lo hago para el concurso Yo amo a mi mascota
Este concurso me cayó como anillo al dedo, justamente la semana pasada le estaba contando a mis compañeros de trabajo la historia de cómo mi niña nos encontró.


De izquierda a derecha:
Su tío @martin.leandro, Olivia, su mamá (yo) y su papá @cj90

Historia de Olivia Quintero Curvelo

Llegó en nuestra luna de miel

Todo comenzó el 13 de diciembre de 2016 en nuestra luna de miel. Fuimos a Los Cerrillos, un pueblito muy hermoso del Estado Trujillo, Venezuela. Nos llevamos a Sarabi, nuestra primera hija, una Husky de 7 años, luego les muestro su foto pues, al igual que su hermana, siempre se esconde de las cámaras. Así llegamos los 3 a la casita donde nos hospedaríamos, al subir el camino a la casa vimos a una cachorrita super cuchi que nos enamoró, recuerdo que dijimos "ahora venimos a jugar con ella". No hizo falta, ella subió corriendo a recibirnos.



Olivia el día que nos encontró.

Es hija de una perrita que amamos

La saludamos al bajarnos, era muy juguetona y dulce. A Sarabi no le hizo mucha gracia, realmente nada le hace mucha gracia. Esta peluda, resultó ser hija de una perrita que todos amamos, es la perrita de esa cuadra, todo el mundo le da comida porque es muy noble y cariñosa. Nos enteramos de eso porque durante los días de nuestra luna de miel ella iba en la mañana a dejar a OIivia en la casa y la iba a buscar en la noche. Un vecino, días después, nos confirmó que era su madre.



Oli en camino a su primera consulta, de regreso me la traje en las piernas porque le dolía donde la inyectaron.

Durante 7 días Olivia hizo desastre en cada visita... bueno, no desastre, travesuras. Se desaparecían las medias, una milanesa, unas arepas y panquecas. Volteó la ropa de una maleta, intentaba jugar con la gruñona de Sarabi, pero, es muy gruñona así que realmente solo lograba que la regañaran. Nada de esto importaba porque esta ternurita se ganó nuestro corazón desde que la vimos.

Mi esposo fue quien la llamó Olivia, antes de decidirnos a adoptarla. Recuerdo el momento en que hablamos de eso, los dos queríamos pero no nos atrevíamos a decirlo porque ya teníamos a Sara, y como están las cosas es difícil adquirir otra responsabilidad. Pero como dicen, donde comen 2, comen 3... ¡ahora comemos 4! Yo sentía en la mirada de mi esposo que la quería adoptar, así que me atreví a proponerlo... y, cuando no había terminado de hablar me dijo "¡siii!". No puedo explicar mi emoción.



Olivia en navidad, la tuvimos que amarrar para poder colocar la mesa en el patio.

Un hecho curioso

Algo muy curioso es que el día que decidimos adoptarla, su mamá no la vino a buscar en la noche. Una compañera de trabajo me dijo algo que me dejó pensando: "talvez su mamá estaba verificando que fueran la familia correcta para su bebé, y cuando lo supo, ya no tuvo que ir a buscarla". En todo caso, gracias, Vaca (así se llama su mamá biológica).



Oli en su mueble, si te sientes, debes darle su lugar.

Cuando montamos a Oli en el carro al prepararnos para devolvernos a Maracaibo, Sarabí la intentó sacar con celos, fue un momento muy cómico. Olivia ni se dio cuenta porque se quedó dormida de una vez. Sara metía la cabeza entre el asiento de Carlos y yo y nos miraba con cara de "¿es en serio que la vamos a llevar?". A pesar del mal caracter de Sara, ellas se quieren mucho, cuidan una de la otra y siempre están juntas. Olivia es demasiado dulce, fiel, atenta, desordenada y brincona.

A Olivia no la elegimos, ella nos eligió. Espero que esté muy contenta con esa decisión porque nosotros estamos realmente agradecidos de tenerla en casa.



Olivia hoy en la mañana.

Si te gustó la historia apóyame con un like para ganar el concurso.

Me encuentro participando en el concurso realizado por @raizalorant
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