Es cierto que un atardecer, un cielo estrellado, la inmensa luna o hasta un tierno gatito son cosas hermosas y están al alcance de todos, sin embargo no todos se detienen del todo a apreciarlo.

Muchos de nosotros nos quedamos perplejos, encantados y hasta hipnotizados al ver un arcoíris, o como ya mencioné, un atardecer; sin embargo esto es porque somos de esa clase de personas que nos gusta admirar la belleza en donde sea que se encuentre y podríamos incluso detenernos un rato en la calle para observarlo. Lamentablemente existen otras que no lo hacen, podría estar la luna más impresionante irradiando esplendor encima de ellos y ni se molestarían en echarle un vistazo.

Ahora, hablemos de algo más complejo, menos obvio.

Les pregunto: ¿Alguna vez se han detenido a observar un abrigo? Sí, es en serio, un abrigo. Piensa en tu favorito, ese que te encanta y que es siempre tu primera opción cuando vas a salir y hace frío ¿Verdad que es hermoso? Digo, debe serlo para que lo elijas siempre. Ahora piensa en porqué te gusta tanto, quizás es la suavidad, su diseño, su color o tal vez es su valor sentimental. A eso me refiero, quizás sea un simple suéter, pero es bello, es especial para ti y lo usas, esa es la clase de belleza a la que quiero llegar, a la que se nos escapa y si no te detienes de verdad a notarla se pasa totalmente por alto.

Yo por mi parte soy alguien que aprecia demasiado las cosas, me gusta observar hasta los detalles más pequeños pues pienso que hay tantas cosas bellas a nuestro alrededor que no quiero perderme de nada, así como la canción de Aerosmith – I don’t wanna miss a thing; claro, la canción va de un tono más romántico ya que el cantante nos relata que podría quedarse despierto toda la noche tan solo para oírla respirar o mirar su rostro mientras sueña tranquilamente, pero esa es la idea, que hasta la cosa más simple del mundo puede llenarte de una felicidad inmensa.

Hay veces que me quedo incluso horas apreciando la música, y ojo, digo apreciándola porque no es lo mismo escuchar que apreciar pues, cuando lo haces, te detienes a sentir cada nota, cierras los ojos y comienzas a agudizar al máximo tu sentido del oído y puedes identificar cada instrumento, sientes el bajo retumbar en todo tu cuerpo y ves transcurrir cada segundo de la canción quizás al ritmo de una voz que encaja perfectamente con la melodía de fondo y una letra que cale en tus venas (en dado caso que la haya). La verdad es que es una experiencia que te llena el alma, es algo difícil de explicar la sensación que se queda impregnada en todos tus sentidos, y les animo a intentarlo, sé que no se arrepentirán. Por supuesto no es algo que hay que hacer necesariamente todo el tiempo, pues la música es muy versátil y puedes simplemente disfrutarla, cantarla, bailarla y divertirte, pero de vez en cuando es lindo detenerse a apreciarla, puede ser en un lugar súper tranquilo, quizás tu cuarto o cuando vas de viaje (escuchar música mientras admiras el paisaje que te regala la carretera es uno de los mejores placeres de la vida).

Se podrían apreciar tantas cosas que jamás terminaría de nombrarlas, sin embargo espero haber podido dejar en claro lo que quería transmitirles: La belleza está en cualquier parte, incluso en el teléfono que sostienes en tus manos a diario. Por ello la búsqueda de tesoros escondidos es interminable, pero con el simple hecho de que te detengas un segundo a verlos te aseguro que hará de tu vida un lugar más bonito ♥