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Existe un Sueño llamado Venezuela.

Lee con el corazón, despacio, calmado, tratando de saborear cada sentimiento, cada valor, cada perspectiva.
Un Día más, un día común, un día que pasa efímero, un día que ni resta ni llena, ni alcanza ni promete, ni premia ni gana ni tampoco pierde: Venezuela... Lava hirviente corriendo por nuestras venas, somos hijos del sol, de la guerra, de la sonrisa y el llanto.
En la espera...
La paciencia no es paciencia
La paciencia es una ilusión
Ilusión convertida en frustración
Nada llega
nada pasa
todo cansa
Nada alegra.
El aire ya no contiene oxígeno
El cuerpo ya no lo necesita, evolucionó para eso...
Ya no somos conscientes si estamos respirando o no, solamente sabemos que hay algo más alimentando nuestro sistema sanguíneo y respiratorio.
El Alimento, ya no es alimento, mejor resulta el humo de un cigarro, nutre más para no perder el sueño y deshidrata mucho más el alma para que calme su ansiedad, acaba con el apetito y es el motor de nuestra máquina...
La que solíamos llamar cuerpo.
La Espiritualidad es equívoca, no puede haber espiritualidad en la pobreza y en el cansancio.
Si el cansancio fuera remunerado, quizás hubiese algo de esa cosa que ahora parece más una pasta flotante de alguna energía que ahora palpamos y sentimos al caminar, al hablar.
No existe ya algo que dé esperanza, hemos aprendido que tenemos que sobrevivir solos, en manada, o, valores que no se saboreaban se arraigan con mayor fuerza a nuestro ser: Somos autores de nuestro destino, tenemos que esforzarnos por todo y ahora quizás también por nada.
Segura; La muerte.
Seguro, el sudor.
Segura, la guerra.
Seguro, el anhelo.
Seguro; el desencanto.
Seguro el estar despierto, La mente no descansa, tenemos que seguir resolviendo, tenemos que resolver el día de mañana.
Los sueños al dormir por lo tanto no existen. Descubrimos que desde siempre hemos podido desafiar a La muerte ahora estando siempre despiertos.
Despiertos a la vez estamos a los sentidos:
“¿Con qué intención me mira, será que tiene buenas o malas intenciones, por qué se viene acercando, miro hacia atrás, a los costados, al suelo o hacia delante?”
“Tengo miedo, salgo, no salgo, y si me roban, y si no consigo nada...”
“El transporte...¿Podré ir hacer la diligencia, llegaré a tiempo, trabajo o no trabajo, ejerzo o no ejerzo, sigo cursos, no los sigo, tendré que regresar caminando siempre?”.

Cuánto llanto reprimido...
El trabajo es explotación.
El trabajador explota a los individuos y el trabajador es auto-explotado porque ganancia al final es perdida. No importa cuánto se intente, habrá algo que marque el final de la inversión. La Libertad financiera ni mencionándola.
Sobrevive el más voraz.
Nos estamos secando y, la vez haciendo que otros desistan.
Sin contactos.
Sin Amigos.
Nadie a quien expresarle tu dolor.
Luto constante.
Todo es un círculo.
Todos hablan de lo mismo.
Nada parece ya innovador, las noticias son más de lo mismo.
Mentiras.
Manipulación.
Amarillismo.
Populismo.
Comercio.
Tráfico.
Pobreza.
Política.
Politiquería... Y quieren seguir confundiendonos con el pensar absurdo de que nacimos para defender a personas con influencia o que podemos hacer llegar al poder, porque ellos nos sacaran de abajo, pero las cosas y la manera de pensar cambia para todo aquél que llega arriba .
El Chiste se cuenta solo...
Conformismo
Falsa Abnegación.
La felicidad es un mito.
La felicidad son las historias que nos cuentan familiares que vivieron otra situación.
Anécdotas de abuelitos que con luz en sus ojos son el Video Beam de la producción de sus recuerdos.
El sacrificio, habrá sido mantenernos porque en otra época; se conseguía todo a la vuelta de la esquina...
El de ahora, quién sabe; muchos se preguntan para qué siguen luchando. Menos los que tienen un propósito, sin embargo el propósito también ha perdido su visión y encanto de las buenas nuevas.
El equilibrio es encontrar fuerzas de donde no las hay para seguir manteniéndose de pies, incluso sentados hay que seguir diciéndole a nuestra mente “Aquí y ahora” para poder captar algo de esa realidad que pasa muy rápido y, en reposo resucita en cámara lenta.
Para la retrospección...
¿Qué cosa es esta? si nadie tuvo tiempo para tomarse la delicadeza de preguntarse si lo estaba haciendo bien o mal, ahora menos. El egoísmo se apoderó del ser humano mucho antes de saber si podía influenciar en algo positivo al prójimo.
Ya nadie le interesa si puede ofrecer un obsequio, ya no existe un “Tenga vecino lo que le traje” un “Bien pueda” y si existió ya es solo un recuerdo que añora repetir lo más profundo del ser.
La retrospección... No hay tiempo para eso, estamos demasiado ocupados pensando el ahora como para visualizar el después, además, para muchos no está mal ser como es, no importa si se sigue hiriendo con palabras punzantes porque ahora somos peor de lo que ya pudimos ser.
No.
Si existe quienes seguimos hablando con el corazón, pero, quién podrá escucharnos, quién va a analizar las palabras que podemos ofrecer, “amor con amor se paga” es una mitología, un desenlace, un enredo en el que nadie quiere caer analizando cómo puede hacer la diferencia.
Lágrimas brotan.
Todo está vacío.
El Venezolano.
Optimista, gracioso, familiar, guerrero, a todo le saca un chiste. La sonrisa lo cura todo, la sonrisa a veces alimenta al que tiene al lado, para los que aún saben sonreír le aviva la energía al caído, hace pensar una sonrisa que el dia no estuvo tan mal a pesar de los pesares, el Venezolano cae aquí y solo espera que el mañana llegue aunque entre la noche y el día, la luna y el sol no exista mucha diferencia.
El Venezolano es imparable, incansable, de todo se nutre aunque vea todo perdido, el carisma no se explica, el carisma se siente, siempre habrá ese que aunque maltratado por el sol brinde la sombra. Hay Venezolanos que no se cansan de aprender, que se avivan por nutrirse por el grande, el viejo y el pequeño, todos le enseñan algo a todos, “pa lante pa lante pa tras ni pa coger impulso”. El humor y la energía de un Venezolano no se encuentra sino entre Venezolanos, con ningún país se compara nuestra gracia, nuestro vigor. El Venezolano ve días para todo, el Venezolano sabe que un día todo cambiará y dice “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, El Venezolano canta o, algunos todavía cantan, “Yo me quedo en Venezuela, porque yo soy optimista”. . .
Solo queda Sonreír. . .

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