Vivo en Venezuela, uno de los países con mayores riquezas naturales, donde todos somos panas y la solidaridad es una característica arraigada en cada uno de nosotros. Venezuela es grande porque la esencia de un país es su pueblo y no sus gobernantes, porque predomina la gente talentosa, con inteligencia y dedicación.
Hoy puede que para nuestro pueblo las circunstancias sean adversas, pero como dicen muchos sabios, las batallas más difíciles están asignadas por Dios para los grandes guerreros, hoy quiero transmitir un mensaje de ánimo, para que la entrega a nuestras tareas diarias sea inquebrantable, porque Dios nunca nos ha dejado de mirar y porque la felicidad es plena cuando sabemos que hemos dado todo para alcanzar los objetivos.
Esto no es precisamente un escrito utópico, es un menaje que busca que recordemos la grandeza de nuestro país, pero con los píes en la tierra, conscientes de que cada uno desde su espacio, debe luchar por los objetivos propios y del colectivo, con la certeza de que el día de mañana estaremos recordando la historia y disfrutando de haber aprendido mucho de nuestros errores.
Amomos nuestro país y porque nos ha dado tanto no podemos bajar los brazos, que la fe predomine en nuestros corazones, para que nuestras acciones nos permitan reconstruir la Venezuela que merecemos.