tan solo hacen falta las ganas y una paciente indolencia.
Porque si he de ser veraz me tocará hasta mentir,
y procurar no herir los alimentos del alma,
que se transforman al alba,
en tormentosa demencia.
Ahora es que puedo avizorar,
plan infernal que canta como un orate en la tormenta,
no te preocupes, no hay evidencia
de esta festiva postura, no es ni ira, no es locura,
un carnaval de suspiros, tal vez una competencia.
Prefiero librar las cargas que hundirme en terrible mar,
quisiera soltar las amarras, poner las velas al viento,
lienzo de paz que plasma dibujo tan lento,
como si se detuviera el reloj,
y se hiciera difícil infinito el andar.
es una expresión de lisonjas y limón,
como si exprimiera la miel del corazón,
para disfrutar un té en el paisaje,
y a estas palabras ponerle su acento.
Tal vez sobrepaso silente el horizonte,
pues nunca me agradan los gritos pasionales,
prefiero desbocar sentimientos invernales,
a puertas cerradas contigo sin celadas,
caminos tan sinuosos los que hallo en tus montes.
Doblegan las campanas en lejanos monasterios,
como si pasaran del monarca sus carruajes,
se admiran sus modales en soberbios parajes,
pero no se han alejado las mentiras del pasado
y tampoco he olvidado los tormentosos misterios.
Me levantaré de esta mesa para marcharme al porvenir,
porque no vale la pena seguir arrogante un disparate,
que solo me hace perder mis ilusiones de combate,
mientras me acechan los pensamientos de colores,
sinfónica semejanza que da final al sufrir.
Caminaré por esos senderos muy solo y a la vez, con una multitud...