Post. 15042022

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No me he hecho la prueba, pero tengo una casi absoluta seguridad que estas vacaciones en el Algarve portugués, he pasado el maldito bicho. No es que no sepa como lo he cogido, como otras personas no. En mi caso, lo tengo claro, demasiado. Mi cuñado, venía como otras veces con su tos perruna, y claro, el viaje, son cuatro horas y media, sin mascarilla. Sin contar las innumerables horas que hemos pasado en la previa al viaje. En fin, era inevitable, y mejor así, ya pasó todo.

Mi experiencia personal, hasta el resultado del test de antígenos, estaba convencido primero que estaba insolado, y segundo que la inevitable alergia, estaba haciendo su macabro y consecuente plan de todos los años. Fue malestar el domingo por la noche, que tenía algo de febrícula y bueno mal descanso. El lunes, no me levanté mal del todo, al menos no muy mal del todo.

Vamos que nos fuimos al Continente, entré y estuve comprando, no me encontraba bien bien, pero vamos, hice mi compra con absoluta normalidad. El tema, fue que en Vilamoura, al montarme ya a la salida del establecimiento en el coche, me quedé dormido y en la hora que hay hasta llegar a Ayamonte, es cuando ya me siento mal mal mal.

No quise comer, no bebí, me trajeron unos bocadillos del cien montaditos y no di bocado, hasta llegar a Sevilla claro, una vez pasado Sevilla, me entró un hambre voraz, me comí los dos bocadillos, la lata de repugnante pepsi max y una burra que me hubieran dado, me hubiera comido.

La llegada a la casa, la bajada de maletas y demás, todo bien. Ver a Eko, revisar sus cosas, colocar todo, y bueno, derrumbarme en el sofá. Ahí, empezaron los problemas, la fiebre, no remitía, seguía subiendo, tuve que tomar un nolotil en la frontera de los cuarenta, o eso fue antes en el coche, cuando no tenía la posibilidad de una buena asistencia médica, perdonadme la posible confusión o narración errática.

La noche fue terrible, de mucho despertar, de fríos terribles, de repente, calores, pero al dormir en mi casa, fue extrañamente bien, la verdad. Contento. Al día siguiente, empecé a las siete de la mañana a trabajar, a mis cosas, llevar a Eko al veterinario a una revisión, vamos, todo bien, lo normal, lo que viene a ser...

El martes, pasó sin más pena ni gloria, lo que viene a ser normal en el trimestre, pero con peor cuerpo y poca hambre, no volvió la fiebre, el miércoles, perfecto, y así hasta hoy. Bueno, el miércoles, ya supe lo del positivo.

La enseñanza que saco de esto, es la sensación liberadora, de haber pasado ya por esto y haber sobrevivido sin más problemas ni secuelas, no haber contagiado a nadie y menos a nadie querido o allegado y la sensación como he dicho, que a partir de ahora, voy a poder hacer más y más cosas. Al fin.

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