Saludos mis steemados, a continuación voy a relatar una conversación entre un padre y su hija de 20 años que está en la universidad. Como hemos hecho miles de jóvenes, buscamos otros aires para estudiar, buscando nuevos horizontes, experiencias fuera de casa que nos ayuden a crecer y hacernos hombres y mujeres.
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Hasta que volvemos a casa a seguir viviendo de papá y mamá.
Después de un saludo mañanero entre padre e hija viene lo siguiente:
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-Papi te tengo una noticia. Sabes que la mensualidad de la universidad subió a 3 mil soberanos.
-¿Tres mil? ¿300 millones de los viejos?
-Si papi, eso mismo. Y no tanto eso, ya toca hacer mercado, la carne y el queso que me trajiste ya casi se acaba, de granos me queda algo. Las cosas del baño se acabaron, necesito un par de zapatos. Pero eso será para cuando puedas. Tengo que pagar la residencia que la señora aumento este mes. Me quedé sin hojas y tinta en la impresora y para completar el carro tiene un fallón, bota un humero que me da pena.
-Bueno hija, iremos sacando las cosas una a la vez. La jubilación la están pagando por partecitas y veremos cuáles son las prioridades. Hagamos un cronograma para pagar lo más urgente y comprar lo que se vaya necesitando.
-Papi pero la universidad se puso impagable.
-Venderemos el carro. Dice el padre.
-¿Quién lo va a comprar así como esta? Ya no quiere ni rodar.
-Vendemos el mío.
-¡Tas loco! Tu carro no lo vendes ni loco.
-Hija es la universidad. Es tu futuro.
-Papi ¿y para que me voy a graduar?, si el sueldo no alcanza ni para comprar fósforos. Cuando me gradúe consigo el trabajo pero no ganaré nada. ¿Qué hacemos con 1800?
-Hija llevas 4 años estudiando, ya estás que terminas. Hay que hacer el máximo esfuerzo.
-Papi ese esfuerzo, aquí, no sirve para nada. Eres el mejor padre del mundo, nunca me ha faltado nada, pero no quiero que sigas gastando en algo que no va dar frutos. Lo mejor es que me retire. Me duele, pero mejor es que me vaya a otro país. Estoy joven y puedo dar la pelea trabajando y aportando algo a ti y a mami.
-Chama eso no es fácil. Y ya casi terminas.
-Si papi, pero faltan dos semestres. ¿Cuánto costará el próximo? Si no podemos ni pagar este. Como te dijo, la salida es congelar el semestre, irme y buscar un nuevo futuro, ya no quiero ser carga, quiero producir. Ya lo pensé muchísimo y quiero tu aprobación.
-Vamos a hablarlo mejor cuando vaya el fin de semana. A tu mamá no le va a agradar mucho esa noticia.
Este mismo señor tiene a su madre, una señora que pasa los 80 años, y vive en otra ciudad, tan lejos como donde vive su hija. El también ayuda económicamente a su madre, como todos los hijos queremos hacer con nuestras madres y padres. Porque así nos criaron y así debe ser.
Ellos tienen la siguiente conversación:
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-Hijo ya me depositaron la pensión y eso se fue en 4 medicamentos. Ya quedé sin dinero.
-Tranquila mamá que te transfiero para que compres lo que te falte.
-Comida tengo, tengo que pagar es el teléfono y la electricidad, ¡ah! y comprar los remedios de la tensión. Esos no los consigo.
-Yo te mando unos. Aquí conseguí losartan potásico con un amigo.
-Ay hijo, la cosa esta muy difícil. Menos mal que tu hermano logró irse de aquí con su familia.
-Tu nieta se quiere ir.
-Ella puede. Dice la madre.
-¿Y tú, porque no te vas con mi hermano y así estas mejor? Allá se consigue todo. Tienes tu cuarto. Estas más tranquila.
-No mijo, que voy a buscar yo para allá, ¿morirme lejos? Allá si me muero. Aquí tengo mi casita, te tengo aquí solito. Yo no tengo nada que buscar, aquí aguanto la pela. Que se vayan los jóvenes que ellos pueden luchar. Yo no me voy.
Así estamos en Venezuela, en una encrucijada de sobrevivencia. Quedando sin juventud, sin hijos, sin nietos, sin sobrinos, sin amigos. Viendo a nuestros viejos amigos y nuestros viejos vecinos, hacernos más viejos, lejos de los que pueden seguir el legado de una familia, las tradiciones y las reuniones familiares. Ya las llamadas “montoneras” no son tan montoneras, faltan muchos. Pero bueno, hay que seguir viviendo. Desearle lo mejor posible a aquellos que se van, que sean prósperos y no olviden a los que dejaron atrás. Aquí seguiremos nadando fuerte a pesar de estar en la orilla.
Mis niñas y yo.
Gracias mis amigos por seguir esta y mis otras publicaciones. Dejen su comentario, sus pensamientos de estas situación que todas las familia venezolanas, vivimos en estos tiempos modernos.
Feliz y maravillo día para todos.
Para mis sobrinos Adrián Enrique que está en Ecuador y Wilnys Beatriz que se fue buscando aires bogotanos. Dios los cuide.
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