Hay veces que la vida nos golpea fuerte con un golpe táctico y nos deja en la lona, como sucede en las peleas de boxeo… nos deja aturdidos… a veces perdemos el conocimiento por fracciones de segundos y cuando nos hacemos “conscientes” de la situación estamos en el suelo... nos ha dado un nocaut!
En ésos momentos caemos en cuenta de lo que nos ha sucedido, y miramos alrededor nuestro, y puede que nos esten viendo los traunseúntes, o puede que estemos solos… puede que nuestro atacante este esperando que nos levantemos, o solo nos observe para vernos caídos y sentirse pleno por el daño infringido… o puede que al vernos vencido se haya ido… solo sé, que en ésos momentos, que nos hacemos conscientes de lo que nos ha sucedido, no nos queda otra opción que “levantarnos”, no podemos quedarnos ahí, esperando ayuda, por instinto nos levantamos, tratamos de recobrar el equilibrio y nos ponemos de pie… hacemos un recuento de nuestros recursos para seguir adelante, y nos damos cuenta de que estamos “bien” y que podemos “caminar”, salir de la escena, y continuar nuestra ruta.
La vida muchas veces nos “pone a prueba”, nos testea, nos mide, y nos asesta un buen golpe en un lado que no hemos cubierto por descuido o por confiados, o porque no sabíamos, porque muchas veces creémos que “a nosotros no”, para después reconocer con vergüenza de nosotros mismos que nos equivocamos, y que a nosotros “también” nos puede suceder que nos den un nocaut fulminante.
A todos nos gusta, presumir de lo que hacemos bien, y de las cosas que nos enorgullecen, y solemos esconder de la mirada “ajena” nuestros fracasos y debilidades, sentirnos vulnerables nunca ha sido un motivo de orgullo, en un mundo que fomenta la competencia y el ser “mejor que”, las mejores calificaciones, los más bellos, los más inteligentes, los “más”… no ser tan buenos en algo específico, es motivo de vergüenza, y de silencio, nadie se acuerda del que no llegó a la meta, o del que fracasó, vivimos la cultura del “Éxito” en todo, los que no lo son no cuentan.
Muchas veces me pregunto, por qué a unos se les prueba más que a otros, y a otros casi nunca, qué tienen aquellos a los que se les noquea más y cuál es la lección a aprender, solo sé que hay que levantarse a pesar del dolor, a pesar de la vergüenza, a pesar de la tristeza, a pesar de todo ¡ HAY QUE LEVANTARSE!
A tí querido lector que me leés, recuerda siempre, que todo en esta vida tiene el propósito de hacernos mejores, de pulirnos, de hacernos crecer como personas, que hace dos mil años vivió entre nosotros un hombre que marcó la historia, y que no se pareció a ningún otro que haya existido antes, que lo que el mundo entero llamó fracaso, Él lo llamó triunfo al ver cumplida su meta, y no precisamente una meta de aplausos, reconocimientos o halagos, lo que otros llamaron cobardía, Él lo llamó dominio propio, y Su muerte fue muerte para Vida.
Ése hombre dijo:
Volviendo su vista hacia sus discípulos les dijo; “Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios
Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.
Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.
Lucas 6:20-23.