Todo lo que tenemos es de Dios


El corazón es el punto que Dios quiere tocar, y si nuestro corazón esta alegre cuando nos despojamos al dar es porque no esta lleno de egoísmo, lo que permite abrir la puerta de confianza del eterno en nuestra vida. Dios nos da dones, talentos y habilidades, para que seamos prosperados en todo lo que hagamos.

Dios nos bendice para que siempre tengamos lo suficiente para dar y ayudar generosamente a toda buena causa”. El apóstol Pablo le recuerda a la iglesia de Corintio de dónde provenían los recursos que ellos tenían y que darían en ofrenda. Saber esto nos ayuda en dos formas: a quitar el orgullo y la idolatría por el dinero de nuestro corazón y a confiar en la plena provisión de Dios.

El Señor Jesús enseñaba: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas” Mat 6:24. Cuidado con que el dinero produzca orgullo en nosotros y lo hagamos nuestro ídolo.
Dios es el dueño y digno de adoración. Si Dios es el Creador entonces Él es el Rey. El Salmo 24 empieza “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” y termina diciendo “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria”. Cuando uno reconoce a Dios como el Creador y dueño de todas las cosas (incluyendo las nuestras) entonces dejaremos que Jesús sea el Señor de nuestras posesiones (1 Cron 29:11-17).

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