Croacia: La historia rosa que le hacía falta al fútbol

Los mundiales de fútbol son por tradición un club de pocos socios. Sus protagonistas: todos aquellos países que en un pasado fueron imperios y que hoy no tienen ninguna posibilidad de ejercer alguna presión ante Estados Unidos, Rusia o China.

Solo Inglaterra y Francia tienen algún título mundial y son capaces de amenazar a otro país aún sin el permiso de la ONU o de la Casa Blanca. Bélgica, España, Holanda y otros miran con nostalgia a África y sus territorios de ultramar. Brasil, bueno, ellos son como son y ni hablar de los Argentinos, un pueblo que se siente europeo pero que llora por líderes populistas, cantantes de tango, drogadictos...

Hasta ayer, el fútbol fue el canal de comunicación de un mensaje: Los imperios del pasado aún son grandes.

El primer mundial que vi completo fue el de Italia 90. Argentina eliminó en penales a una nación que hoy no existe: Yugoslavia. Ese mismo país, precisamente en Argentina, ganó el mundial de baloncesto ese mismo año.

Croacia ya había dado una campanada en el mundial del 98, precisamente en Francia, su rival del domingo. Fueron eliminados por los locales en semifinales. Los demás países de los Balcanes, como Serbia y Montenegro, iban apareciendo poco a poco en el mundo del deportes con sus nombres propios.

Existe un 50% de posibilidades que este domingo tengamos como campeón del mundo, no a una nación que quiera explicar al mundo por qué son los mejores en fútbol por solo tener dos clubes ricos (aunque la Premier League dejó muy claro que eso no es así), sino a un país que no existía, con habitantes que crecieron en una guerra frente a la indiferencia de una comunidad internacional y cuyo mayor sueño (probablemente) no era jugar un mundial, sino llegar a viejos.

Así como Japón es el país con más mundiales de beisbol y no Estados Unidos, o como en el baloncesto, que cuando no participan jugadores de NBA cualquiera pueda ganar, ojalá el fútbol demuestre en la práctica que un equipo bien parado y con estrategia de juego le puede ganar a cualquiera.

Ojalá el destino le lave la cara al fútbol y le de la historia rosa que le hace falta.

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