¿Qué me transmites madre que no sea amor?, ¿Qué me transmites que no sea paz? Es que no hubo nunca brazos como los tuyos que me regocijaran así, pues entre ellos y tu vientre no había contraste, aflicción ni tampoco tiempo.
Aunque disimulabas tus cabellos blancos tus manos no mentían, tus ojos lucían cansados y tu alma se veía desgastada por los años. Para ti amar fue servir, para mi vivir fue tener tu amor.
Siempre luchaste incansablemente, así que aquella mañana en que decidiste untarte del índigo del cielo no te lo reproché, el dolor y el sufrimiento se habían ido aunque solo para ti, ellos quedaban conmigo y ya no habrían brazos, ni beso en mi frente que me confortaran como lo hicieran los tuyos.
¡Aquí estoy madre! si bien te siento a cada palmo hace ya mucho que no te veo fuera de mis sueños , el dolor sigue morando en mí, solo espero ansioso tus besos el día que nos unamos nuevamente bajo el índigo más profundo del cielo