Cuando estamos en presencia de nuestros hijos, evitamos decir o decirles malas palabras, porque no queremos que ellos las aprendan, lo que sí es inevitable conseguir son adultos que sin control las dicen, sin detenerse a pensar el efecto que estas pueden producir.
Nuestras palabras tienen el poder de Crear y Destruir.
Todo lo que le decimos a nuestros hijos, ejerce un gran poder y se queda en ellos para toda su vida, y lo reflejan en sus actitudes y su comportamiento, de nosotros depende la formación y la calidad de personas que queremos en su futuro.
Pensar lo que vamos a decir es muy importante, pues nos evita momentos incómodos y desagradables. Cualquier palabra fuera de lugar o que pueda ocasionar cualquier malentendido puede originar la ruptura de una buena amistad o una relación de mucho tiempo.
Las palabras negativas, afectan considerablemente nuestra forma de ser y de pensar, tienen el poder de influir negativamente, por lo general producen una sensación de malestar, agitación o ira, y algunas personas pueden responder de igual manera.
Las palabras negativas nos pueden producir mayor impacto, cuando se refieren a nuestro aspecto físico, esto afecta nuestro estado emocional, y a veces puede resultar nefasto.
Las palabras positivas, nos hace ser más felices, pueden generar emociones, alegrías y placer, nos ayudan a sacar el potencial interno, son la base para tomar decisiones y ejecutar acciones. A través de las palabras positivas se pueden transformar vidas.
Debemos eliminar de nuestro léxico las palabras negativas, si queremos en nuestra vida alegría y felicidad, pero con la boca declaramos lo contrario, perdemos la coherencia. De nuestras palabras depende nuestro futuro, porque las palabras no se las lleva el viento, nuestro cerebro captura todo.
Estamos en crecimiento personal constantemente y de esto mucho tiene que ver las palabras que utilizamos diariamente.
Gracias por leerme.
LA GRATITUD TIENE EL PODER DE CONVERTIR, LO NEGATIVO EN POSITIVO.