Enfermería es una carrera hermosa llena de muchos retos, dedicación, amor y sobre todo vocación, es una de las profesiones más bonitas que existen. Ser enfermero no es nada fácil, comenzando porque muchas veces sacrificamos nuestros hogares y pasamos muchas horas de guardia, acogiendo el recinto hospitalario como nuestro segundo hogar y a nuestros colegas como familia. Ser profesional en enfermería no solo se trata de suministrar el medicamento indicado por el médico, también tenemos que ser psicólogos para comprender a los pacientes, buscar una manera sutil de elevar sus ánimos y ser parte de esa medicina espiritual que ellos necesitan para su pronta recuperación.
Soy enfermera desde hace tres años, he tenido que trabajar en diferentes servicios y turnos. Siempre de aquí para allá, sobreviviendo a la precariedad laboral que nos acompaña hoy en día. Siendo la incertidumbre por el mañana una realidad. Aun así no he perdido la ilusión por lo que un día decidí ser enfermera. Por esta razón, hago mi trabajo lo mejor posible, con gran alegría y positivismo. Sin olvidarme de trasmitir al paciente la confianza necesaria para que se sientan cómodos, de marcar la diferencia en las pequeñas cosas del día a día: de llamarlo por su nombre, vivir sus progresos, involucrarme en sus cuidados y alegrarme por sus avances. Aunque seamos muchas veces no valorados y maltratados, puedo decir con mucho orgullo soy profesional de Enfermería.
