Efímero

Iba por mi cuarta taza de café cuando apareciste por el umbral.

A pesar de tus intentos por ocultarlo, te veías cansada. Adivino que no dormiste ni siquiera una hora, pero no lo digo, porque sé que no te gusta recordar todas las cosas que no te dejan dormir por las noches. Prefiero callarme y escucharte contar la película que tanto te gustó, esa que trata de un detective investigando la desaparición de una mujer que al final nunca existió. Aunque creas que no lo noto, tu voz se rompe varias veces mientras hablas. Tus ojos reflejan todo aquello que no quieres contarme y no sé si me causa gracia o dolor que creas que no te conozco lo suficiente como para darme cuenta de lo que pasa. Otra vez, sin embargo, prefiero callarme. Me sé tu respuesta de memoria:

—No quiero hablar de eso.

Tus manos tiemblan más de lo normal y tus ojos se mueven por el salón como si no reconocieras dónde estás sentada. Sé que tienes miedo de algo. Actúas como si justo detrás de ti estuviera el mismísimo Diablo dándote órdenes. Tus oraciones son contadas y perfectamente medidas, y usas un tono de voz que nunca había escuchado en la vida... Sé que te pierdo. Lo siento. Reconozco el sentimiento debajo de la piel, como si una ráfaga de viento frío pasara por todo mi cuerpo y un rayo cayera en mi diafragma, ahí donde los griegos creían que el alma se encontraba.

Intento tomarte de la mano y te alejas. Sabes perfectamente que no puedes evitarme si me acerco. Muchas veces te escuché decirme en tono de burla que mis manos te quemaban porque tenían demasiado amor y tú eras un saco de odio andante. ¿Debería alegrarme por decir que nunca te creí? Siempre supe que estabas hecha de amor, que eras un ser de luz. Intento buscar en tu cuerpo algún indicio de lo que está pasando, al fin y al cabo, como leí alguna vez: los ojos acostumbrados saben siempre lo que están buscando.

Desisto y vuelvo a sentarme. Quedo frente a ti y me decido por preguntar qué pasa, la razón por la cual pareces un cuerpo a media vida incluso cuando estás conmigo. Me miras como si no pudieses creer lo que sale de mi boca, como si hubiese dicho la mayor estupidez en el mundo entero, y sé que crees que hay muchísimas estupideces en el mundo. Me río por tu gesto y logro sacarte una sonrisa, que supongo te suaviza y contestas:

—Soy un cuerpo a media vida. Un alma incompleta en un mundo al que ya no pertenece. Te lo dije más de una vez: nuestra estadía aquí es efímera. No tiene y nunca tuvo nada que ver contigo. Mis guerras las he peleado sola aunque te he tenido muchas veces al lado. No es tu culpa, no te atormentes. En algún momento volverás a verme reír, bailar, cantar. Sólo date tiempo, que todavía te queda.

Iba a responder cuando a lo lejos escucho un movimiento. Es el gato, otra vez. Me volteo en la cama y afirmo lo que estaba pensando: no estás a mi lado. Cierro los ojos y me dispongo a dormir, deseando poder soñarte dos veces en una noche, o que los sueños me duren toda la vida.

tumblr_n1gurgmEBS1sbhrudo1_500.jpg
Fuente

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center