A todos nos gusta las cosas bien hecha, pero cuando es para mi. Muy diferente a cuando debo hacerla, ahí soy mediocre, y pongo el mínimo esfuerzo.
Que no sea así entre nosotros. Que en todo lo que tengamos que hacer seamos la diferencia. No por vanidad o egolatría, sino porque no hay otra forma de hacerlo. Todo cuanto hagan háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres (Col 3,23).
Partiendo de este ideal seamos la diferencia hasta que todos vivamos demos el todo en cada cosa que hagamos.
Donde nadie saluda, saluda amablemente,
Donde nadie sonríe, haz un chiste,
Donde hay oscuridad, enciende una luz,
A quién demanda cariño, dale un abrazo,
A quien está sufriendo, consuelalo...
Muchas personas sólo necesitan que alguien le escuche, "pierde" una hora escuchándole...
La idea es en todo lo que hagamos pongamos nuestro ser por completo.
Somos administradores de un corto tiempo en la tierra, que definirá nuestra eternidad.
El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho. (Lc 16,10).
En todo lo que hacemos dejamos nuestra marca, que sea una marca de calidad. Con nadie tengan otra deuda que la del mutuo amor. (Rom 13,8).
Tarea para la vida:
Nunca te dejes ganar en servicio, en humildad, en entrega, en amor, en fidelidad, en alegría, en esfuerzo, en responsabilidad... y en todo ello sé la diferencia haciéndolo todo por amor.