En anteriores posts hemos visto la importancia de las palabras. De como nos hablamos a nosotros mismos depende incluso nuestra salud.
Según el experimento del Doctor Emoto con agua. Las palabras negativas producían un efecto negativo en el agua y al contrario, las positivas creaba formas armoniosas y bellas en el estado cristalino del agua.
Cuando hablamos emitimos una onda mecánica con su frecuencia y longitud de onda, amplitud, armónicos y miles de cosas que nos diría el señor Herz. Pero lo que se dejaron por investigar los grandes científicos es como la información que emitimos, en este caso, las palabras y frases, es otro parámetro importante a tener en cuenta.
(Según la teoría de cuerdas las partículas materiales, aparentemente puntuales son en realidad "estados vibracionales" de un objeto extendido más básico llamado "cuerda" o "filamento.)
Cada palabra y/o frase que recibimos tiene un significado o efecto en nosotros. Cambia nuestro estado de vibración. Esa vibración puede ser positiva si el efecto en nosotros es positivo.
Si yo te digo: ¡Gracias!
Cómo te sientes? Seguramente bien. Eso es porque la palabra gracias aumenta tu vibración.
Si yo te digo: ¡Te odio!
Todo lo contrario verdad?
Si te sientes positivo, tu frecuencia aumenta y eso hará de ti un escudo a las enfermedades.
En la siguiente tabla se muestra a que frecuencia nos encontramos según nuestro estado emocional.
La vibración que constituye la información que recibimos es clave, pues cambia nuestro estado emocional.
Esto es una buena manera de entender como funcionan las flores de Bach. Pues en su composición solo hay agua y un poco de brandy para conservante. Realmente lo que llevan es la información de la flor o vibración que en nuestro cuerpo produce el efecto deseado.
En un post hablaré más adelante de las flores de Bach, las cuales están comprobadas científicamente que funcionan.
AMOR, GRACIAS...
XAVI...