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Las deudas son como los edificios:
Mientras más altas son,
uno menos quiere saber algo de ellas.
Las deudas son una cuestión de honor;
te juegas tu credibilidad y tu palabra.
No obstante, muchas veces
no quieres saber de ellas
porque sabes que necesitas hacer
malabares para liquidarlas de forma inmediata,
aunque tengas que sacrificar la comida
por ver una reducción al mínimo.